Un segundo después los dos estaban desnudos y Loan se puso de rodillas, atrayéndola sobre él para pegarla a su cuerpo. Danna sintió su abdomen caliente pegado al suyo y aquella erección que jamás dejaba de ser monstruosa y jamás dejaba de restregarse contra ella.
Su sexo se contrajo de la excitación mientras sus lenguas se encontraban en un beso desesperado. Danna podía sentir cada latigazo de necesidad en su sexo, cada gota de humedad que se escurría entre sus piernas abiertas y solo podía desear más.
Las manos de Loan fueron a sus nalgas, acariciando, apretando, acomodándola para recibirlo y Danna se apartó de su boca en el mismo segundo en que sintió su miembro presionando en su entrada.
Loan se detuvo ante su cuerpo tenso y la miró a los ojos.
—Está bien si no quieres...
—Cállate... —susurró ella jadeando—. Yo no estoy haciendo esto, es mi cuerpecito que te quiere comer y tú andas haciéndote de rog... ¡Aaah!
Las palabras, la respiración y todo se le fue cuando el miembro de Loan se abrió camino dentro de ella de una sola vez. Estaba tan mojada que la única resistencia eran esos músculos que latían ferozmente a su alrededor.
Lo vio cerrar los ojos mientras disfrutaba entrar en ella, perderse en su interior y levantarla poco a poco para hacerla caer, para embestirla de nuevo con una suavidad desesperante.
Danna ahogó un gemido al sentir la presión y el fuego que recorría su espalda, mezclado con la sensación de alivio y placer.
Acomodándosela encima, Loan empezó a moverse con lentitud, haciendo círculos con sus caderas para hacerla acostumbrarse mejor. Sus manos jugaban en su cabello y sus labios buscaban sus pechos para succionarlos.
Danna se movió entre sus brazos, deseosa de sentirlo mucho más. Escuchó cómo lanzaba un gruñido ronco al enviar aquella estocada profunda dentro de ella y le clavó las uñas en la espalda para sostenerse.
—¿Estás bien, nena? —murmuró preocupado pero aquello pronto pasó, porque la expresión de Danna era de entrega absoluta, de excitación, de deseo.
—¡No, no estoy bien... necesito más! —jadeó ella concentrada en la sensación que aquel miembro provocaba en su interior—. Quiero más —exigió en un suspiro desesperado, presionando las caderas contra las de él.
Con un gemido largo y desesperado Danna dejó que la invadiera, y el calor de sus cuerpos se incrementó hasta transformarse en un orgasmo estremecedor.
Empujaron juntos con más fuerza hasta llegar al final, con los gemidos entrelazados y el sabor salado del sudor sobre sus lenguas. Danna se desplomó rendida, sintiendo cómo su cuerpo temblaba después de liberarse; y Loan colocó su frente contra la de ella mientras jadeaba. Se derrumbó sobre su cuerpo con el corazón latiendo descontrolado y la besó hasta saciarse.
Los dos jadeaban sin poder hablar mientras se fundían en aquel abrazo. Loan se recostó a su lado acurrucando su cabeza en el hueco de su cuello y soltando un largo suspiro. Se habían perdido en aquella experiencia que no había palabras para describir, encontrando la felicidad absoluta en aquella intimidad compartida.
—Te amo —murmuró Danna mirando al cielo lleno de estrellas sobre sus cabezas—. Se siente tan bien decirlo.
—Te amo, pelirroja —sonrió Loan abrazándola, sintiendo que por primera vez en mucho tiempo llegaban muy cerca de la felicidad.
Solo le faltaba algo, algo verdaderamente importante, y no estaba dispuesto a renunciar a eso.
Comentários
Os comentários dos leitores sobre o romance: UN BEBÉ PARA NAVIDAD
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