Amor, Dulce Amor romance Capítulo 145

Sigrid se mordió el labio y dijo: "No te preocupes, volveré para acompañarte el fin de semana".

"De acuerdo". George aflojó su agarre en la barbilla de la joven, pero aún la sostenía con fuerza en sus brazos.

El automóvil se desplazaba con relativa lentitud, así que tardó aproximadamente una hora y media antes de llegar a la Universidad A.

Aquel día todos los estudiantes regulares regresaban a la escuela, por lo que una muchedumbre se agolpaba en la entrada. Aunque en ese momento muchos alumnos se bajaban de un automóvil, el Rolls-Royce que se detuvo de repente, se convirtió de inmediato en el centro de atención.

El departamento de arte contaba con estudiantes que provenían de familias acomodadas, pero lo máximo que podían pagar era un automóvil cuyo precio rondara el millón. Era raro ver un automóvil que costara más de unos pocos millones.

Pese a todo, Sigrid consideró que George era bastante discreto, aunque cuando escogió su anillo de compromiso, inmediatamente se fijó en uno que tenía varios diamantes enormes. Si no estuviera tratando de mantener un perfil bajo, probablemente andaría en coches cuyo precio fuese de diez millones de dólares.

James conducía muy despacio, ya que la calle estaba abarrotada de estudiantes. Sabía exactamente dónde estaba el dormitorio al que debían llegar, porque antes había examinado el mapa de la Universidad A.

Sigrid estaba preocupada de que sus compañeras ya estuvieran en el dormitorio y la vieran bajar del auto. Probablemente, se convertiría en pasto de las habladurías de toda la universidad.

Sin embargo, ella y Rebecca habían sido tendencia en Internet hace algún tiempo. Por lo tanto, ya no importaba tanto si todos tenían algo más que chismear sobre ella.

Finalmente, llegaron al dormitorio de las chicas. Después de bajarse del auto, sacaron el equipaje del maletero y Sigrid le preguntó a George: "¿Quieres subir conmigo? No hay restricciones en el dormitorio durante el día y los hombres pueden entrar".

"No, está bien así". Incluso estando permitido, George no estaba dispuesto a entrar en el dormitorio de las chicas.

"¿Podrás con eso?", le preguntó enseguida a Sigrid, mirando sus esbeltos brazos y dudando de que tuviera la fuerza necesaria. El equipaje de Sigrid estaba repleto de cosas y era bastante pesado.

"Por supuesto que sí. No me subestimes. Todo estará bien, deberías volver al trabajo. Recuerda no saltarte ninguna comida. Voy a subir ahora", le dijo ella.

"De acuerdo", asintió George y frunció el ceño levemente, mientras la observaba esforzarse por llevar el equipaje al dormitorio.

A pesar de que todavía podía verla mientras se alejaba, ya había comenzado a extrañarla. No estaba seguro de cómo iba a soportar estas tres largas semanas sin ella.

A las chicas que estaban a su alrededor en ese momento les pareció que George era mucho más guapo, cuando vieron que dejaba escapar un aura sombría.

"Señor, ¿no deberíamos regresar?", le preguntó James en voz baja. Temía que si seguían allí parados atrajeran demasiada atención de los transeúntes.

"Sí", asintió George por fin.

Cuando Sigrid finalmente logró entrar a su dormitorio, dos de sus compañeras de cuarto ya estaban instaladas. Durante el receso de verano, los dormitorios estudiantiles habían mantenido las ventanas y puertas cerradas, y aunque ahora todo estaba abierto, todavía había olor a cerrado en el interior.

Entonces ella buscó la llave de su armario y sacó el edredón para extenderlo bajo el sol, regresando enseguida para ordenar su cama.

"Oh, que alivio". Rachel abrió rápidamente el armario y sacó su edredón.

Sigrid temía que una vez que Rachel se fuera, Hannah y Sharon la siguieran cuestionando, por lo que se apresuró a decir: "Iré contigo y almorzaré en el camino".

"Por supuesto".

Cuando las dos se fueron, la sonrisa en el rostro de Hannah desapareció instantáneamente. "¡Tenía un mejor concepto de ella! De hecho, se juntó con su cuñado. ¡Qué desordenada es su vida personal!"

"Exactamente. ¡Cuánto lo siento por Edward Finn! Es lamentable que le hayan puesto los cuernos de esa manera", se burló Sharon. "Y pensar que todos esos tipos la adoran y piensan que es una chica inocente y buena. ¡Es solo una mojigata con cara de mosquita muerta! ¡La detesto!"

En ese momento Sigrid, que bajaba las escaleras, sintió un escozor en la nariz. Se frotó mientras escuchó a Rachel decir: "¿De qué estaban hablando hace un momento? Sentí que algo no estaba bien cuando entré".

"Querían saber acerca de lo que pasó entre Rebecca y yo. ¿Alguien te ha preguntado sobre eso? Parece que todo el mundo quiere saber sobre el asunto", dijo Sigrid.

"Nadie me ha preguntado, pero es obvio que yo estaría de tu lado. Probablemente, pensaron que no iban a sacar mucho de mí", dijo Rachel con el ceño fruncido. Ella continuó: "Esas dos son realmente molestas. En la superficie, parece que se preocupan por ti, pero lo más seguro es que estén pensando lo peor. Apuesto a que hay muchas chicas como ellas".

Aquello no le importaba mucho a Sigrid, así que respondió: "Está bien. Supongo que simplemente son un par de envidiosas".

Era un pecado ser demasiado guapa. Ella ni siquiera había hecho nada, pero la gente sentía envidia de ella.

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