—Alicia, lo dices porque no puedes explicarlo claramente, ¿verdad?
María verter el aceite sobre la llama: —Alicita, si Pedro no pudo enfrentarse a los de la banda, ¿cómo lograste escapar tú, siendo solo una niña? Esto tampoco puedes explicarlo.
—Sí, al final me capturaron y me amenazaron para que llamara a alguien, para que viniera en persona a rescatarme.
Alicia mira a Pedro: —Al final no te llamé a ti, sino a otro miembro de la familia García.
Pedro frunce los labios: —¿A quién? ¿A Vicente?
Cuando María oye que se trata de Vicente, dice: —Pero Vicente siempre ha protegido a Alicita.
Ella podría negarlo si se tratase de Vicente.
Alicia mira a María con una sonrisa irónica: —Lamentablemente, te decepcionará saber que llamé a Jorge.
El rostro de María se descompone al instante.
¿Llamaste a Jorge?
¿Qué vamos a hacer ahora?
En ese momento, el auto de Jorge se detiene al lado, él se baja agachándose: —Alicia, ¿ahora finalmente te arrepientes y quieres llamarme?
Alicia se vuelve hacia Jorge: —Hay algo que quiero preguntarte, después de haber sido injustamente acusada durante tantos años.
—¿Qué es?
—¿Recuerdas cuando Pedro luchaba contra los hombres de la banda y casi muere en ese callejón?
Jorge asiente: —Lo recuerdo, en ese momento fuiste tú quien llevó a los hombres de la banda en otra dirección, dando a Pedro la oportunidad de escapar. Pero tú fuiste capturada por ellos, te obligaron a llamar a alguien para que viniera a rescatarte, y justo yo regresé de un viaje de negocios y te llamé; fui yo quien te salvó.
Después de decir esto, reina un silencio sepulcral.
María, aterrorizada, retrocede varios pasos, parece que tiene que huir.
Alicia se vuelve hacia Pedro: —¿Lo has escuchado bien? No crees lo que digo, ni siquiera crees en Vicente, entonces deberías creerle a él, ¿verdad?
Alicia, con una mirada irónica, observa a Jorge: —Porque el señor Jorge dijo que él te lo diría.
Jorge parece incómodo: —Debí haberlo olvidado, pensé que siendo hermanos, y como María también salvó a Pedro, lo pasado, pasado está.
—Jorge, ¿sabes que me has arruinado?
La voz de Pedro incluso tiene un tono de llanto.
Él había sido hostil con Alicia todos estos años debido a este malentendido, permitiendo que María la torturara intencionalmente.
¡Resulta que todo fue un malentendido!
La mentirosa era María, y él había sido engañado durante tantos años.
Pedro mira a Alicia, con los labios temblorosos: —Yo, yo no sabía que fuiste tú quien me salvó.
¿Puedes perdonarme esta vez?
Comentários
Os comentários dos leitores sobre o romance: Sin Reconciliación, me Casé con un Magnate