—Entonces, debería estar muy bien ahora.
Unos segundos más tarde, ella miró a Roberto con los ojos llorosos y se quejó: —¡Alguien me ha estado molestando!
Roberto notó que Alicia tenía un olor en particular a alcohol y que su rostro estaba completamente rojo; casi de inmediato comprendió lo que había sucedido.
Su expresión se ensombreció al instante y dirigió la mirada hacia fuera del salón.
Valentín entendió la situación de inmediato: —Tranquilo, yo me encargo de esto, ¡todos vengan conmigo!
De manera considerada, Valentín guió a las otras dos personas afuera del salón.
Los dos curiosos preguntaron: —¿Quién es ella?
—No puedo creerlo, Roberto también tiene un lado tierno y hasta abrazó a una jovencita.
Valentín tosió apresurado: —Hay cosas que no deben preguntarse, y ahora tenemos asuntos más urgentes que resolver.
¿Cómo es que Alicia acabó así solo por ir a una cena?
Los dos guardaespaldas, tratando de justificarse, le dijeron: —Somos empleados del hotel, esa chica nos debe dinero. Se suponía que iba a pagar la deuda acompañando a alguien a beber, pero se arrepintió y escapó.
Después de escuchar estas palabras, Valentín transformó su mirada: —Hablen con respeto, ¿acaso ella es alguien a quien pueden calumniar?
—María me tendió una trampa, me roció con algo que me hizo sentir muy caliente y sin fuerzas.
Al escuchar las palabras de Alicia, Roberto confirmó al instante sus sospechas.
Se quitó la chaqueta y envolvió a Alicia en ella, llevándola en sus brazos fuera del salón.
Mientras pasaba por encima de los dos guardaespaldas, Valentín dijo con un tono de voz fría: —Estos dos sujetos están mintiendo, no quieren revelar a quién le pertenecen estas cosas.
Roberto estaba claramente molesto, su apariencia era casi cruel y despiadada.
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