Alejandro inclinó la cabeza, bajando la mirada hacia Ana en sus brazos. —¿Te has enamorado de mí?
La espalda de Ana se tensó de repente y se alejó un poco de Alejandro.
Durante estos dos días, su relación con Alejandro...
Y ella había comenzado a desarrollar sentimientos por él.
Ante Alejandro, es raro que una mujer no se sienta atraída.
Sin embargo, recordando cómo comenzaron con su certificado de matrimonio y el acuerdo que habían hecho recientemente, fijó su mirada en el resplandor del atardecer no muy lejos. —Entre nosotros no se trata de amor, ¿verdad? Siempre lo he recordado.
Al oír esto, los ya profundos ojos de Alejandro se oscurecieron aún más, y la sonrisa en sus delgados labios se cerró poco a poco. —Sí, entre nosotros no se trata de amor.
Las pestañas rizadas de Ana temblaron ligeramente, y sintió como si algo tirara de su corazón, trayendo consigo un dolor punzante.
Ella respiró hondo en secreto, fingiendo calma.
En ese instante, la distancia entre ellos se amplió de nuevo.
El barco pronto regresó al muelle.
Después de atracar, ambos subieron al coche y regresaron al hotel, donde cenaron con comida servida por el hotel.
Después de ducharse, Alejandro se puso ropa casual y estaba mirando su reloj de pulsera cuando Ana salió del baño.
Alejandro le echó un vistazo a Ana y dijo con tono indiferente: —Voy al hospital.
Ana asintió. —Está bien.
Sosteniendo una toalla, se secaba suavemente el cabello.
Cuando Alejandro se fue, Ana miró la puerta que se cerraba.
Luego, con indiferencia, retiró la mirada y tomó el secador de pelo para secarse el cabello.
Veinte minutos después.
Hospital.
Sofía estaba mirando los mensajes de aliento que sus compañeros de clase le enviaron a su móvil.
El cuidado y saludos de estas personas no eran tan importantes para ella.
Al oír la risa dentro de la habitación, la expresión de Alejandro se suavizó.
En el momento en que Alejandro apareció, la cuidadora se tensó de inmediato. El hermano de Señorita Sofía tenía una presencia tan autoritaria que era difícil mirarlo directamente.
—¡Alejandro!
Sofía estaba emocionadísima al ver a Alejandro.
Si no fuera porque había sido operada y no podía moverse mucho, ¡seguramente se habría lanzado a abrazarlo!
Pero apenas surgió este pensamiento, lo reprimió; a él no le gustaba estar demasiado cerca de la gente, incluso si había visto cómo ella crecía, no le gustaba que ella fuera demasiado íntima, como abrazar o abrazar de brazo.
Una vez lo abrazó y terminó siendo reprendida por él.
Al principio se sintió herida, pero luego vio que él era así con todos.
Especialmente con esa Nur, que había tratado de acercarse a Alejandro por todos los medios, proclamando que eran buenos amigos e incluso tratando de usar a Salvador para acercarse a Alejandro. ¿Pero qué pasó? En los ojos de Alejandro, Nur era como un extraño.
Pero ella era muy importante para Alejandro, y él se encargaba de organizar muchas cosas para ella.
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