Salvador suavizó su expresión. —Está bien, dejemos ese tema. ¿No querías tomar café? Revisa el menú y elige lo que te apetece.
—¡Sí! Salvador, de verdad te amo mucho —Sofía aprovechó el momento para expresar su amor.
Salvador asintió, pero no demostró su amor como solía hacerlo.
Sofía lo percibió.
Sólo pudo morderse el labio discretamente.
Un temor empezó a invadir su corazón.
Si Salvador ya no la amaba, ¿qué haría ella?
La actitud de Salvador hacia ella había cambiado.
Reflexionó sobre el hecho de que aún no habían consumado su relación y de repente se dio cuenta de algo.
Incluso sus besos parecían menos profundos y apasionados de lo que deberían.
Eran más bien cortos y superficiales, como el roce de las alas de una libélula.
Normalmente, estaba ocupada lidiando con Narciso, así que no pensaba mucho en Salvador.
Pero ahora...
Una hora más tarde.
Salieron de la cafetería y subieron al coche.
Sofía besó a Salvador de inmediato.
—Tú...
Cuando Salvador intentó esquivarla, Sofía intensificó el beso, impidiéndole retirarse.
Probablemente Salvador nunca imaginó que Sofía tuviera tal audacia.
Hacía tiempo que no se besaban así.
Sofía se sintió un poco mareada y, después de terminar el beso, rodeó el cuello de Salvador con sus brazos y preguntó: —¿Vamos a casa?
Ambos, siendo adultos, entendían muy bien lo que implicaba esa pregunta en ese momento.
Sin embargo, Salvador parecía haber escuchado algo increíble, y miró a Sofía con incredulidad.
Al oír esto, la expresión de afecto y timidez en el rostro de Sofía desapareció completamente.
Ella miró a Salvador con los ojos llorosos.
Pero Salvador deliberadamente evitó su mirada, manteniendo su enfoque en el camino, conduciendo con seriedad.
Sofía apretó sus manos.
El pánico en su corazón alcanzó su punto máximo.
¡Realmente no podía perder a Salvador!
Desde que se encontraron con Lourdes más temprano ese día, Salvador parecía distraído, a menudo ausente.
¿Era por Lourdes?
Solo pensar en Lourdes hacía que el corazón de Sofía se sintiera como si estuviera atravesado por una espina.
Sí.
Era porque Lourdes había aparecido repetidamente frente a ellos. Sofía lo sabía. Si Lourdes encontraba a Salvador cuando ella no estaba, ¿podrían reavivar su viejo amor?
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