El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 541

¡Maldición, qué rápido corre!

El helicóptero ya los había descubierto, y parecía que Hugo era quien estaba mirando hacia abajo desde la puerta del aparato.

La escalera de cuerda ya había sido lanzada, oscilando con el movimiento del helicóptero y la dirección del viento.

Ángeles calculó la distancia y se dio cuenta de que todavía faltaba mucho para alcanzar directamente la escalera.

Sin embargo, la situación no era nada alentadora.

El colapso sobre sus cabezas se intensificaba cada vez más; en no más de dos minutos, este lugar se convertiría en un montón de escombros.

Ángeles era arrastrada por Vicente, que corría con tal velocidad que casi la levantaba del suelo, como si volara una cometa con ella.

El aire estaba lleno de partículas finas de arena y tierra que los cubrían por completo.

Ángeles apenas podía respirar, pero sabía que no podían detenerse, así que resistía el dolor y seguía adelante.

En ese momento, una enorme piedra cayó del cielo.

Vicente, protegiendo a Ángeles, esquivó con rapidez, pero aún así, el impacto los alcanzó.

Durante la caída, Ángeles oyó un gemido ahogado de Vicente.

El desplome se detuvo momentáneamente, y Ángeles, protegida por Vicente debajo de él, veía cómo las piedras salpicaban golpeando la espalda de Vicente.

Ángeles extendió su mano intentando protegerlo, aunque era en vano.

—¿Estás muy herido? —Ángeles sentía remordimiento; si no hubiera bajado al cañón, tal vez Vicente ya habría evacuado con Hugo y los demás.

—No es nada, no te preocupes.

El helicóptero bajó la altura, y aunque la distancia no permitía que la escalera tocara el suelo, aún era posible saltar y agarrarse de ella.

—Sube primero.

Vicente impulsó a Ángeles, quien sintió cómo su cuerpo se aligeraba repentinamente y rápidamente agarró la escalera, luego bajó la vista hacia Vicente.

Cuando la piedra cayó, la ráfaga de aire los había levantado y Vicente definitivamente se había golpeado en algún lugar, soltando un gemido ahogado, pero luego mantuvo la expresión inalterable, como si nada hubiera pasado.

Sin embargo, Ángeles vio claramente cómo la sangre empezaba a serpentear desde debajo de los pies de Vicente.

Era muy similar al sueño que había tenido antes.

Los ojos de Ángeles se dilataron repentinamente.

Y en ese momento, con un movimiento de tierra aún más violento, una enorme explosión desencadenó una reacción en cadena y los altos acantilados a ambos lados del cañón estallaron, enviando una avalancha de enormes rocas cayendo hacia abajo.

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