Ahhh, pero Sigrid no era una chica ordinaria. ¡Estaba casada con un hombre rico!
Sabiéndolo, algunas pusieron en duda que su belleza fuera completamente natural.
Era cierto que en su rostro no había rastros de alguna incisión, tal vez hubiera usado bótox. En cuanto a esas esbeltas piernas suyas, quizá fueran producto de una liposucción. ¿De qué otra forma explicar que la muchacha comiera tanto y no aumentara de peso?
¡No era posible! ¡Sin duda se había realizado algún procedimiento quirúrgico!
Sigrid no podía imaginar que tales pensamientos pasaban por la mente de las otras muchachas. Después de maquillarse, empacó sus cosas y las volvió a poner en la maleta. Cuando todas las damas de honor estuvieron maquilladas, de inmediato fueron juntas a un costoso salón de belleza cercano.
Como se habían levantado bien temprano ese día, apenas eran las nueve de la mañana tras el desayuno y la sesión de maquillaje.
La estilista las esperaba, puesto que habían concertado una cita el día anterior, por lo que no había más clientes esa mañana. Cuatro de las chicas se lavaron el cabello primero. Mientras tanto, Sigrid dudaba si volver a casa para rizar su cabello ella misma. Finalmente, decidió que era preferible dejarlo en manos de la estilista.
Fue la última en ser atendida. Después de lavarle el cabello, la estilista lo secó y lo rizó, creando exquisitos mechones, tal como ella misma hacía normalmente. Después de ver el resultado, se dijo que no sería necesario hacer nada más.
Por último, les dieron el toque final con un spray y las jóvenes quedaron listas. Eran casi las once de la mañana.
El almuerzo estaba pautado para el mediodía, y contaría con la presencia de sus vecinos, quienes también habían sido invitados. Después de eso, irían directamente al hotel donde la novia se vestiría para la ceremonia. La fiesta de bodas tendría lugar en la noche.
El novio y los padrinos llegarían sobre las once y media. Si bien la novia no estaría lista a las doce, el almuerzo contaría con la presencia de los demás invitados. Sus actividades no serían un obstáculo.
Sigrid era consciente de eso, por lo que había preparado por adelantado tantos juegos y así dejar en ridículo a los padrinos de boda.
Cuando regresaron a casa de los Vincent, Rebecca había terminado de maquillarse y su cabello estaba atado. La joven se colocó el velo y se quedó mirando su reflejo en el espejo.
Después de que las doce damas de honor se calzaron los zapatos, Sigrid descubrió que era la más alta.
El calzado sería el mismo para todas, con tacones de diez centímetros de alto. Solo los tacones de la novia tenían quince centímetros con una plataforma de cinco centímetros de altura.
Según la estimación de Sigrid, Rebecca medía 160 centímetros de alto y llevando estos zapatos mediría 175 centímetros. Con su peinado y el velo, estaría casi a la par de Edward, que medía 180 centímetros. Puede que él necesitara unas plantillas de altura.
El atuendo y los zapatos que usaría Rebecca esa noche fueron empacados en una maleta y enviados al hotel. Al mediodía, la novia llevaría unos tacones más bajos, de ocho centímetros de altura que habían estado guardados bajo la cama.
Sigrid se aseguró de que todo estuviera listo antes de encender la cámara de su teléfono, tomar una selfie y enviársela a George.
Además, le escribió un mensaje de texto.
"¿Me veo bien?", preguntó con timidez.
George respondió: "Te ves bellísima. Eres la mujer más linda del mundo".
"Ja ja ¡Tu gusto es impecable! En un rato le daremos la bienvenida al novio. Recuerda venir esta noche para que le entreguemos el regalo juntos".
A pesar del desaire, Franklin no se atrevió a mostrar descontento y como buen anfitrión, le dio una calurosa bienvenida a George.
Por su parte, Rebecca estaba convencida de que Edward y los demás llegarían pronto, así que también salió y estaba a punto de llamar a sus damas de honor para que vinieran, cuando vio a George...
En ese momento, sintió que perdía el control de su cuerpo. Se quedó congelada en el lugar, inmóvil.
Él no debería haber llegado tan temprano, ya que según lo acordado, vendría por la noche y pasaría directamente a sentarse junto al resto de la familia. Entonces se encontrarían solo en el momento del brindis. Todo había sido cuidadosamente planificado para evitar incomodidades innecesarias.
Pero ahora, estando allí, Rebecca sentiría su presencia sobre ella durante toda la tarde.
Aunque la intención real de George al salir con Rebecca era acercarse a Sigrid, no justificaba el hecho de que ella lo hubiera engañado. Más bien, ella buscó a Edward por iniciativa propia, y esta era la razón por la cual siempre se sentía avergonzada en su presencia. Más aún cuando Sigrid también estaba cerca, sonriendo en ese momento. La verdad sea dicha, Rebecca se sentía bastante incómoda.
Sin embargo, cuando decidió salir con Edward, no esperaba ir más lejos con él. Aunque llegado el día de la boda con George se había negado a casarse, no tardó en arrepentirse. Ahora veía claramente que hubiera ganado más con este matrimonio, en vez de desposarse con Edward.
En el pasado, quizá pudo echarle en cara a George el hecho de que persiguiera a Sigrid, aunque esta parecía haberse enamorado de él, a juzgar por su comportamiento. Por lo tanto, ya no podría contar con el apoyo financiero de George para su carrera artística, y de ahora en adelante, se tendría solo a sí misma.
Si bien todavía era admirada, innegablemente su popularidad había disminuido mucho después que terminara con George.
Ahora estaba muy arrepentida. Sin embargo, nunca dejaría que alguien más lo supiera. Entonces dibujó una leve sonrisa y dijo con voz tintineante: "George, ¡ya estás aquí!".
Él asintió brevemente antes de volver a centrar su atención en Sigrid, que en ese momento le estaba mostrando los accesorios para la boda que había comprado.
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