Rebecca estaba tan furiosa que estuvo a punto de estallar en lágrimas. Las esposas no requerían llave para cerrarlas, solo para abrirlas, y no había necesidad de esconderlas con tanta premura.
Cuando Sigrid salió, le dijo: "No me preguntes dónde está la llave. ¡Si quieres engañar al enemigo, antes debes engañar a tus aliados!"
Rebecca susurró por lo bajo: "¡El enemigo eres tú! ¡Edward es un aliado!"
Estaba tan enojada que sintió como si su sangre estuviera a punto de hervir. Sin embargo, consiguió controlarse lo suficiente para no actuar impulsivamente.
Después de todo, estaba embarazada de pocas semanas y temía que si se esforzaba de alguna manera, podría sufrir un aborto espontáneo.
Llevarle la contraria a esa p*rra no valía la pena comparado con el riesgo de perder al niño.
'¡No vale la pena!', volvió a decirse.
Les tomó a todas algún tiempo antes de calmarse. El silencio comenzó a impregnar el aire nuevamente.
Después de la cena, Sigrid convocó a todas las damas de honor, excepto a Rebecca, para discutir sus planes en secreto.
Esta se quedó en su habitación, sin saber lo que Sigrid les había dicho a las demás muchachas. La reunión duró cerca de una hora, y cuando finalmente regresaron, ninguna quiso contarle a Rebecca lo que habían acordado, a pesar de sus insistentes súplicas.
¡Entonces se puso tan furiosa que los colores se le subieron a la cara!
"¿Cómo era posible que estuviesen confabulando?"
Al mediodía del día siguiente, Sigrid estaba almorzando cuando recibió un mensaje de texto. ¡Los accesorios que compró para la boda habían llegado!
"¡Ja, ja, ja, cómo me divertiré viendo a Edward y a los demás haciendo el ridículo mañana! ¡Este es el precio que tendrá que pagar por haberme engañado!"
Sigrid estaba muy emocionada cuando fue a la estación de mensajería a recoger su paquete. Mientras estaba allí, aprovechó de imprimir los códigos QR que había creado el día anterior. Los probó y se sintió aliviada de que funcionaran correctamente.
Guardó las impresiones en su bolso y regresó a la casa de los Vincent con los accesorios de boda que había comprado. Al llegar, comenzó a discutir el itinerario de los eventos del día siguiente.
"Hay un novio y doce padrinos. Cuando llegue el momento, una de nosotras será la asistente y nos encargaremos de hacer las cosas difíciles para los doce hombres. Estos son los accesorios que he preparado", explicó Sigrid, al tiempo que abría la caja y para mostrarles todo lo que había dentro.
"¿Por qué hay tantos accesorios? ¡Y trajiste incluso papel de cera para depilar!"
Sigrid frunció el ceño y entregó a cada una un documento con las reglas de los juegos. Luego, comenzó a explicar cómo se usarían los accesorios.
Algunos hombres tenían que hacer flexiones encima de un amigo, otros tendrían que depilarse las piernas, algunos deberían bailar y unos cuantos tendrían que comer caramelos de sus sombreros...
Rebecca pensó que la tarea más desagradable era la de bailar. Requería un grupo de cuatro, y tenían que ponerse trajes de Sailor Moon. Serían grabados y luego obligados a publicar el video en Facebook, sin poder eliminarlo hasta que recibiera 32 'Me gusta'.
¡Eso sería muy humillante!
Al ver que era bastante similar a como ella lo hacía normalmente, Sigrid inmediatamente entró en acción, utilizando únicamente sus propios productos.
Puso mucho cuidado en que su maquillaje no se viera muy diferente al de las otras damas de honor. Se esmeró realzando sus ojos: en primer lugar se colocó los lentes de contacto, después dibujó el trazo con el delineador, aplicó sombra de ojos y dio el toque final con pestañas postizas. De inmediato, sus ojos adquirieron un atractivo especial.
Tanto así que cuando terminó, la maquilladora que estaba a su lado no pudo evitar mirarla atentamente un par de veces.
De hecho, las maquilladoras contratadas por Rebecca habían trabajado previamente con varias celebridades famosas. No solo su maquilladora habitual, sino también las otras cuatro, tenían experiencia maquillando celebridades, aunque no demasiado conocidas.
Se podía afirmar que muchas chicas se veían notablemente mejor con maquillaje, e incluso, podían lucir completamente diferentes. A decir verdad, algunas de ellas tal vez asustarían a los demás si aparecieran sin maquillaje de repente, ya que incluso hasta su piel luciría una tonalidad completamente distinta.
La razón por la que Sigrid se consideraba una diosa en la Universidad A era a causa del maravilloso brillo de su piel, incluso cuando no llevaba maquillaje. Además, estaba bendecida con unos rasgos faciales increíbles. En una multitud, ella sería la más llamativa de todas. Y aunque no tuviera maquillaje, se vería tan seductora como las chicas que iban cuidadosamente arregladas.
Su belleza era simplemente cautivadora.
A todas las muchachas que se encontraban en esa habitación maquillándose, la presencia de Sigrid les recordó cómo se veían antes y después de aplicarse los cosméticos.
Aparte de su compañera de cuarto, todas las demás damas de honor pensaron que Sigrid se maquillaba con frecuencia. Solo esta compañera se percató de que su piel era simplemente increíble, incluso por la mañana, y que lo más probable era que apenas tuviera tiempo para maquillarse.
Sin embargo, puesto que les había dado a todas una demostración de su rutina de cuidado de la piel, era obvio que su cutis no presentaba una gran diferencia entre antes y después de aplicarse los cosméticos.
A las chicas les encantaba compararse entre ellas, especialmente las que formaban parte de la industria del entretenimiento. Era lógico, ya que su apariencia era un aspecto determinante para su carrera. Todas ellas tenían aproximadamente la misma edad, y la mayor apenas tenía veinticuatro años. Todas eran celebridades jóvenes y hermosas; sin embargo, se sorprendieron al ver que una chica común las superaba...
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