Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 178

Jasmine y Albert ya habían dejado la habitación cuando Albert terminó de hablar.

"¿Qué, yo también tengo una asistente?" Wilbur preguntó, pero su pregunta quedó sin respuesta.

Se quedó mirando la puerta cerrada en silencio.

Había examinado con su energía espiritual antes y había percibido una poderosa energía espiritual en Jasmine. Estaba más o menos al mismo nivel que Wilbur y sin duda era una cultivadora de élite.

Sin embargo, no parecía detectar nada en Albert. No había ni un gramo de energía espiritual, lo que lo hacía parecer un mortal.

Sin embargo, era imposible que hubiera llegado a la posición en la que estaba si no tuviera poderes, y él mismo había admitido que los tenía.

Wilbur varias veces sintió el impulso de conectarse a la conciencia de Albert, queriendo obtener alguna información a través de su alma.

Logró contenerse al final. ¿Quién sabía lo que podía esconder aquel viejo? Además, Wilbur podría terminar humillándose o incluso arriesgando su vida. Eso sería malo.

Wilbur se burló, luego tomó el teléfono que le acababan de dar y jugueteó con él.

"¿Así que crees que conoces todos mis secretos? Seguro que no sabes que yo también tengo la gracia del Dios Dragón".

Wilbur le puso una contraseña a su nuevo teléfono antes de abrir la lista de contactos.

Solo había dos contactos. Uno de ellos era Beverly Torres, la encargada personal de Wilbur, y el otro era Jasmine Veila, la asistente del jefe del departamento.

Wilbur se quedó mirando el nombre de Jasmine por un rato antes de soltar una risa pícara.

Recordaba haber leído una novela muy popular cuando era adolescente. La protagonista de la novela se llamaba Jasmine Veila, y en aquel entonces todo el mundo estaba enamorado de ella. Qué casualidad.

Wilbur pensó después en Ryder.

Este hombre también era extremadamente poderoso. El problema era que era un poco estricto con las normas, y Wilbur tenía la sensación que ellos no se llevarían muy bien.

Wilbur colgó la llamada y soltó una carcajada. Ahora tenía un equipo a sus órdenes, y vaya equipo. Esto era algo con lo que la gente normal solo podía soñar, pero a Wilbur no le hacía ni pizca de gracia.

No estaba seguro si esto le haría nuevos enemigos en el futuro. ¿Quién sabía cómo eran los otros cultivadores o qué tipo de misiones de alto riesgo podría recibir?

Sin duda, semejante poder conllevaría una cantidad razonable de responsabilidad.

"¡Ay!". Wilbur resopló exasperado. Se sentía como si su destino se agitara en un vasto océano, con innumerables olas que lo movían sin piedad, dejándolo sin salida.

En ese momento, su teléfono sonó con una llamada. Al ver que era Faron, contestó.

"¿Qué pasa?".

"Nada, hermano. Solo quería saber dónde estás. Vamos a divertirnos".

Wilbur se lo pensó un poco. "Va a haber un banquete esta noche. ¿Quieres ir?".