—Yo no estoy saliendo con nadie más Andrés, y no sé quién puede haber inventado algo así— le digo y él se acerca a mí poco a poco con pasos pesados. Coloca una mano tomando mi brazo y presionando y… esto no me empieza a gustar absolutamente nada.
—No me gusta que las chicas con las que ando estén viéndose con otros hombres... —
—¿Las chicas con las que andas....?—
—Bueno, tú sabes como aún no hemos hablado mucho de nosotros y nos falta por conocernos... —
—Pero yo no estoy saliendo con nadie desde hace mucho tiempo y pensé que tú y yo... no veíamos a nadie más— digo y él niega con la cabeza. ¡Qué tonta!
—Falta mucho para eso pequeña... muchos menos si no hemos hecho cosas…— dice y se inclina a mí.
—¿Te refieres a que no nos hemos acostado juntos?— pregunto con un nudo en la garganta y él suelta un bufido.
—Son cosas importantes para cualquier hombre Tatiana, nosotros tenemos necesidades, tienes que entenderlo... y tú te resistes tanto que no entiendo por qué... — menciona él y yo escucho un gruñido a lo lejos.
—Yo.... es una decisión importante— digo y él me da una sonrisa, siento su aliento oliendo a alcohol y cada vez me desagrada más esta situación.
—¿Por qué? ¿Qué tanto tienes que pensar y hacer?... es muy simple, pequeña. ¿O es que acaso eres virgen?— dice él y presiona más mi brazo, yo intento poner distancia. Yo me asusto y él sonríe.
—Yo puedo enseñarte ahora mismo... te puedo hacer el favor de quitarte ese problema— menciona él y yo voy dando pasos hacia atrás y él viene a perseguirme cuando veo que tropieza.
—¿Qué demonios...?— dice levantando algo del suelo con lo que ha tropezado y se da cuenta de que es una bota y observa además más allá un jean. Él levanta todo eso y no hay que ser muy genio para darse cuenta de que son prendas masculinas.
—¿No es que no estabas con otro?— pregunta él y su tono cambia completamente, se ve agresivo y molesto.
Era un hombre alto y yo ahora tenía la extraña necesidad de correr hacia el bosque y ponerme a salvo de él. Mis hermanos no estaban y yo me encontraba completamente sola.
—Esas son ropas de mis hermanos... —
—Puedo tener las mujeres que quiera , flacas y sexis que mostrar. Aunque… debo reconocer que en esa última cita te veías muy bien... si me hubieses dejado... te hubiese hecho tantas cosas y conocerías por fin lo que era estar con un verdadero hombre…— dice y viene a mí.
—Más cuando ese hombre musculoso y de cabello oscuro no dejaba de verte... y hasta pensé que quizás tendrías algo con él, pero... seamos sinceros... un hombre así no podría fijarse una mujer como tú… perra gorda y desagradable— dice y sabe que me está dando donde me duele, puros golpes bajos.
—¡Vete de mi casa!... ¡Vete de aquí…!— grito empujándolo y él se ríe.
—Una mujer gordita lo suficientemente floja para hacer dieta o adelgazar... deberías agradecer que yo puse mis ojos en ti—
—¡Vete de aquí ahora mismo!— grité y lo volví a empujar y ahora él caía.
Yo estaba ahora como poseída de la rabia y seguía gritando mientras él ahora parecía darse cuenta de que yo lo había tumbado y se veía avergonzado... como si dejarse caer por una mujer fuera algo terrible.
—¡Me la vas a pagar m*****a mujer!— dice y yo me pongo a la defensiva cuando escucho un gran gruñido. Y un lobo se le viene encima de Andrés, con garras y la boca abierta en una máscara de furia.
Comentários
Os comentários dos leitores sobre o romance: Una curvy para el Alfa
La estoy matando, pero necesitamos los capítulos que siguen por favor...
Apasionante, mas capitulos!...
Me encanta...