—¿Estás bien, amore mio? ¿Qué pasa? —la interrogó.
—¡Este maldito celular que no está funcionando bien! —dijo echándolo a un lado—. Apenas lo enciendo y ya se está calentando mucho. ¿Qué se supone que haga?
—Dile que te duele la cabeza —respondió Nino y ella lo golpeó el hombro.
—¡Idiota!
—¡Pero me quieres!
Noémi no pudo evitar sonreír, asintiendo.
—Claro que te quiero...
—...Pero como amigos.
—¿Comes amigos? —murmuró ella.
—¡Idiota! —rio Nino.
—¡Pero me quieres!
—¡Y te como!
—Eso también —suspiró Noémi mientras él ponía en sus manos una copa de champán—. Gracias —murmuró llevando el frío líquido a sus labios.
Nino la observó unos segundos antes de acercarse y sentarse a su lado. El aire era fresco y el mar, tranquilo. Los dos bebieron en silencio, con sus miradas fijas en la línea del horizonte.
—¿Por qué no me dices la verdad, amore mio? Si somos amigos y me aprecias, ¿por qué no me dices la verdad?
Noémi se tensó en un segundo.
—¿De qué hablas, Nino?
—Estás enamorada del esquiador —sentenció él.
—Eso no viene al caso...
—¡Viene a todos los casos! Está bien si decidiste no retractarte de la palabra que me diste, pero no puedes retractarte de amar a una persona, sabes que no funciona así.
Noémi hizo un gesto para levantarse, pero la mano de Nino se cerró sobre su muñeca y la hizo quedarse sentada, mientras él se sentaba en el suelo frente a ella y apoyaba los antebrazos en sus rodillas.
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Os comentários dos leitores sobre o romance: UN BEBÉ PARA NAVIDAD
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