Tener hijo con mi mejor amigo romance Capítulo 68

Punto de vista de Kelly

—¿Estás bien? ¿Te lastimó? —preguntó Klay preocupado cuando Amanda nos dejó solos. Yo la seguí con la mirada mientras salía furiosa del comedor.

Por su parte, Klay permaneció a mi lado, mirándome con ojos preocupados. —Kelly… —me llamó.

En ese momento, suspiré profundamente y lo miré mientras me palmeaba la frente. —Siento que está planeando algo contra mí —manifesté.

Él pareció alarmado por lo que dije y me miró fijamente a los ojos.

—No lo pienses tanto, sólo quiere molestarte —afirmó.

—No me molestaría sin una razón, Klay. Sé que me odia y creo que está planeando algo en mi contra. Quiere deshacerse de mí.

—Kelly... —dijo él sacudiendo la cabeza.

Ante eso, me encogí de hombros y apreté los labios. Me di cuenta de que no me creía, así que tuve que cerrar la boca y pensar en ello por mi cuenta.

—Siéntate. Te prepararé el desayuno. ¿Qué deseas? —preguntó.

—Emm... —suspiré profundamente—. Leche fresca y tostadas.

—Bueno. Siéntate y cálmate.

Después de eso, no dije nada. Me limité a observarlo mientras ponía pan en la tostadora antes de servir leche fresca en un vaso.

No hablamos mucho durante el desayuno. Cuando terminamos, Klay me dio un beso de despedida y se fue. Yo le di una pequeña sonrisa cuando se marchaba. Ni bien desapareció de mi vista, subí a ver a mi papá.

Pero entré en pánico cuando no lo vi en la cama. Un instante después, entró una criada y me saludó con una inclinación de cabeza.

—¿Dónde está mi papá? —interrogué.

—El señor Klay nos dijo que lo lleváramos al jardín, señorita.

De inmediato, asentí y bajé las escaleras. Encontré a mi padre sentado en su silla de ruedas, contemplando el jardín de flores.

—Buenos días, papá —lo saludé con una dulce sonrisa y una voz enérgica.

Él me miró y por su expresión supe que me estaba esperando. De pronto, agarró mi mano pero se detuvo cuando vio a la criada parada detrás de mí. Era la misma que me indicó dónde estaba mi padre.

En ese instante, miré a la criada y pedí: —¿Podrías dejarnos solos un momento?

—Lo siento, señorita. Mi trabajo es mantener los ojos en el Sr. Monroe, por su enfermedad —contestó.

Contuve el aliento. ¿Por qué de repente me sentía asfixiada en la casa que debía hacerme sentir a gusto? Sentía que no era libre en esa casa y que todos los ojos estaban puestos en mí, observando cada uno de mis movimientos.

¿Acaso estaban todos del lado de Amanda?

—¿Cómo dormiste, papá? —pregunté.

En ese momento, me miró con sus ojos tiernos. Dije eso sólo para romper el hielo, pero la verdad era que quería saber por qué actuaba de la manera en que lo hacía. Si mi corazonada era correcta, haría todo lo posible para echar a Amanda de esa casa. Ella no era bienvenida en mi familia.

Papá volvió a mirar a la criada detrás de mí y me sorprendió cuando de repente pateó la mesa a propósito. No lo hizo con fuerza, pero logró tirar el vaso y derramar el jugo. De inmediato, la criada agarró el vaso vacío mientras yo me quedé mirando a papá. Lo había hecho disimuladamente, pero a propósito.

—Tráenos otro vaso, por favor —le dije a la criada, que limpiaba el jugo derramado. Ella asintió inmediatamente y ni bien desapareció de nuestra vista, papá me agarró del brazo con fuerza.

En ese instante, jadeé y miré a mi papá, quien ya me estaba observando. Quería contarle sobre mi relación con Klay, pero Amanda tuvo que estropearlo todo.

—Papá…

—¿Sabías que tus hijos están c*giendo entre ellos, querido? —preguntó Amanda con tono triste mientras miraba a mi padre.

—¡Basta, Amanda! —gruñí.

Luego, tomé las manos de papá y él me apretó la mano con fuerza. Pude sentir su ira y comprendí por qué actuaba de esa manera. Todo era culpa de Amanda.

Finalmente, Amanda se levantó con malicia de su asiento justo cuando la criada regresaba con un nuevo vaso de jugo. Sin embargo, me guiñó un ojo antes de irse y no pude evitar apretar los dientes y cerrar los ojos con ira.

—Papá, perdón por no contarte sobre Klay y yo. No era mi intención ocultártelo. Solo estaba… asustada porque conoces nuestra situación —expliqué.

Papá me miró fijamente. Las lágrimas se acumulaban en sus ojos mientras sacudía la cabeza. —N…N…o…

Le sonreí. —Papá, te prometo que seré feliz. Klay me ama y yo lo amo a él. Buscaremos la manera de que esto no sea un escándalo —aseguré.

—Hu…ye... —repitió él.

Sin embargo, sacudí la cabeza, le apreté las manos y le susurré: —No, papá. No huiré. No dejaré que Amanda gane. Haré que se vaya. No pararé hasta encontrar algo que pueda usar en su contra.

En ese momento, papá rompió a llorar, así que tuve que abrazarlo suavemente para consolarlo y calmarlo. Amanda hizo algo horrible, por eso papá actuaba así. Debía encontrar una manera de echarla, pero primero, Klay tenía que saber esto. Sabía que me ayudaría a echar a Amanda porque por lo que había observado, ellos tampoco se llevaban bien. No era sólo yo quien quería que Amanda se fuera.

Continué acariciando la espalda de papá porque no dejaba de llorar. Sonaba muy asustado y sabía que temía por mí. Sin embargo, todavía tenía una oportunidad de corregir todo e iba a aprovecharla.

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