Esposa Pecadora romance Capítulo 881

Cathy sintió un dolor punzante que le atravesaba la zona del corazón. Al mirar hacia abajo, su teléfono se deslizó de sus débiles manos.

Plop.

El teléfono cayó en el pavimento junto a sus pies, mientras la sangre goteaba lentamente sobre la pantalla.

Del teléfono salieron los gritos frenéticos de un hombre.

"¡Cathy! ¡Cathy! ¡Responde, Cathy!".

La mano de Felipe sobre el volante temblaba, mientras se dirigía a toda velocidad a la estación de policía. Atravesando la multitud, se encontró con una chica pálida recostada en un charco de sangre.

El corazón de Felipe se sintió como si se hubiera hundido en una bodega de hielo, mientras su sangre se enfriaba.

"Cathy".

Empujó a la gente que tenía delante para llegar a la chica, mientras se arrodillaba y tiraba de su cuerpo inconsciente en sus brazos.

"¡Cathy! ¡Despierta, Cathy!".

Gritaba su nombre frenéticamente mientras la abrazaba.

Pero fue en vano.

A Felipe se le nubló la vista, sin saber cuándo se le habían puesto los ojos llorosos. Lo único que sabía era que le dolía el corazón. Era un adormecimiento y una asfixia.

Nada de lo que decían las personas que lo rodeaban entraba en sus oídos, pues lo único que veía era el negro y una salpicadura de sangre roja y brillante.

"Felipe...".

Sin saber que hacer, Felipe creyó escuchar la voz que más quería oír.

Levantando la cabeza, sus ojos enrojecidos se encontraron con los de Cathy, agotados y entrecerrados.

"Cathy. No te preocupes, Cathy. No te dejaré morir", juró Felipe.

Cathy se limitó a sonreír, mientras levantaba con dificultad su mano ensangrentada y colocaba el USB en la mano de Felipe.

Felipe miró el USB, asombrado, mientras el dolor punzante se extendía a sus extremidades.

Nada de lo que hacía parecía calentarla.

La ambulancia no tardó en llegar y la subieron a la camilla.

Felipe se arrodilló abatido, mientras miraba el charco de sangre, sin poder enfocar sus ojos...

Cathy fue enviada al Hospital Real.

La operó el médico personal de Felipe.

El médico tenía la máxima autoridad y era el más capacitado dentro del Hospital Real. Fue él quien devolvió la vida a Madeline.

Felipe estaba seguro de que también podría hacer lo mismo con Cathy.

Tenía que hacerlo.

Sentado ansiosamente junto a las puertas del quirófano, el corazón de Felipe se negaba a calmarse.

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