El Secreto de Mi Prometido romance Capítulo 275

Andrés llevaba a Luisa en brazos mientras los seguía.

Ella no dejaba de aferrarse con fuerza al cuello de su camisa, con los ojos llenos de ansiedad y preocupación.

La mirada de Andrés se suavizó, y con voz dulce la tranquilizó: —No tengas miedo, Luisita. A tu hermana no le va a pasar absolutamente nada.

Luisa temblaba levemente mientras seguía aferrada a él.

Cuando alguien se encuentra en un estado extremo de miedo o ansiedad, es imposible controlar las reacciones instintivas del cuerpo.

En su enfrentamiento a muerte con Daniel, Luisa ya no le tenía miedo a nada, ni siquiera a la muerte.

Pero al ver a Violeta, sintió que la sangre se le congelaba en un instante.

Podía no temer morir, pero no era capaz de ver con sus propios ojos cómo asesinaban cruelmente a su hermana menor.

Andrés volvió a consolarla: —No tengas miedo, Luisita.

En la azotea del último piso.

El helicóptero ya estaba detenido.

Violeta seguía en manos de aquel corpulento y agresivo hombre.

Mientras ellos se desplazaban, los francotiradores ocultos en el edificio de enfrente también cambiaron de posición.

Por fortuna, el edificio donde estaban apostados los tiradores era el más alto de la zona. Incluso cuando Daniel y su gente subieron cinco pisos más, los francotiradores seguían teniendo ventaja y podían encontrar el ángulo perfecto para disparar.

Al ver otro punto rojo aparecer en la frente de uno de sus hombres, Daniel no se inmutó.

Siguió caminando hacia el helicóptero.

Andrés se acercó para recibir a la rehén.

Justo cuando Daniel estaba por subir al helicóptero y Andrés casi alcanzaba a Violeta, una bala surcó el aire.

Con un estallido seco "¡pum!", la bala impactó en el cuerpo del helicóptero.

El giro repentino de los acontecimientos desbarató por completo el plan. Andrés y el hombre que tenía a Violeta reaccionaron de inmediato y retrocedieron, aumentando la distancia entre ambos.

—¡No! ¡No podemos dejar que se lo lleve! ¡Violeta sigue con él!—gritó Luisa desesperada al ver que Daniel no llegó a liberar la niña.

Andrés tampoco esperaba que la policía apareciera.

¿Cómo pudo pasar?

La noche anterior, para evitar precisamente esta situación, había regresado a la casa de los Martínez, se reunió con su familia y con los González para coordinar una estrategia. Incluso le había dicho a la policía que ya habían encontrado a Luisa.

Antes de irse, insistió una y otra vez tanto a los Martínez como a los González que no llamaran a la policía, que confiaran en él y que tenía la situación bajo control para rescatar a Luisa sin comprometer nada del plan.

Pero ahora...

El helicóptero ya se había elevado. Los francotiradores podían ver que la niña aún estaba con Daniel, y sin una orden precisa de Andrés, no se atrevían a disparar.

Luisa, al ver que Daniel se llevaba a Violeta, se soltó desesperadamente de los brazos de Andrés y corrió unos pasos tras el helicóptero.

Sin embargo, fue inútil.

—¿Cómo pudo pasar esto? ¿Por qué cambió de opinión de repente?—Luisa no pudo hacer otra cosa que mirar impotente cómo Daniel se alejaba con Violeta cada vez más.

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