El Secreto de Mi Prometido romance Capítulo 198

Casa de los Martínez.

En la sala de estar del primer piso, la pantalla del televisor transmitía las noticias del día.

—Hoy por la tarde, en nuestra ciudad de Pueblo Nuevo de la Luna, ocurrió un grave accidente de tráfico. Ahora conectamos con nuestra reportera en el lugar para más detalles.

—Buenas tardes a todos. Son las cuatro y quince, y me encuentro en la carretera provincial de Pueblo Nuevo de la Luna. A las tres y cuarenta de la tarde, los ciudadanos reportaron un grave accidente de tráfico en este tramo de la carretera. Como pueden ver, un automóvil chocó con la barrera de seguridad del lado derecho de la carretera. El vehículo sufrió daños significativos y el conductor está gravemente herido y en coma; ya ha sido trasladado al hospital para recibir tratamiento.

—Además, como pueden ver, la barrera de protección en el lado izquierdo de la carretera también está dañada. Las marcas indican que un vehículo se salió de la carretera y cayó por un barranco. Los equipos de rescate están trabajando en una intervención de emergencia...

Don Manuel fruncía el ceño, mirando fijamente la pantalla del televisor.

—Abuelo, ¿cómo has vuelto? —Andrés entró, lanzando casualmente las llaves del carro sobre la mesa.

Don Manuel giró su mirada penetrante hacia él: —Este accidente de tráfico no es tan simple, ¿verdad? ¿Fue Daniel?

Andrés, visiblemente cansado, se frotó las sienes y se sentó al borde del sofá: —Sí.

Don Manuel preguntó de nuevo: —¿Escuché que Miguel se cayó de un balcón?

Andrés respondió con voz grave: —Sí.

Don Manuel, con el ceño aún fruncido, miraba las noticias en la televisión, perdido en sus pensamientos, creando una atmósfera algo extraña.

El sirviente trajo un café humeante, y Andrés tomó un sorbo.

—Andrés, tienes que romper con Luisa.

Andrés colocó suavemente la taza, sus oscuros ojos se cubrieron de sombras.

Andrés sintió un peso en el pecho, bajó la mirada sin decir una palabra.

Don Manuel, viendo a través de sus pensamientos, suspiró largamente: —Eres una persona profundamente emocional, muy diferente a tu padre. En realidad, te pareces más a mí en mis años jóvenes.

Don Manuel cambió abruptamente de tema: —Pero,... aunque sea difícil, debes hacerlo. Sabes que Daniel, con su poder en Solévia, apoyado por los jefes de los carteles más poderosos de California, tiene acceso a armas y tropas. Si se vuelve loco, podría hacer cualquier cosa, y si Luisa sigue contigo, francamente, podría incluso perder la vida. ¿Quieres que eso suceda?

—Miguel tuvo suerte esta vez de sobrevivir. Si no hubiera despertado, ¿crees que Luisa podría perdonarte a ti o a la familia Martínez? El accidente de esta tarde fue un mensaje de bienvenida de Daniel. Andrés, si realmente la amas, debes protegerla adecuadamente y no permitir que su vida corra peligro por tu causa.

Los ojos de Andrés se llenaron de lágrimas, su corazón le dolía.

Abrió la boca para objetar, pero al recordar el terror del momento en la carretera esa tarde, cuando una bala pasó rozando la cabeza de Luisa, las palabras se quedaron atrapadas en su garganta.

Andrés permaneció en silencio durante mucho tiempo.

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