El Secreto de Mi Prometido romance Capítulo 158

Luisa se quedó perpleja por un momento, pero rápidamente cambió su expresión de molestia por una sonrisa, transformándose su rostro a una velocidad asombrosa: —Andi, ya llegaste.

Andrés frunció el ceño con severidad: —¿Dijiste algo sobre Carlos?

Luisa no ocultó nada y respondió honestamente: —Carlos tocó la puerta hace un momento.

Fue entonces cuando Andrés notó la bolsa de desayuno junto a la pared. Al mirar hacia abajo, su tono fue indescifrable: —¿Vino a traerte el desayuno?

—Sí, no sé qué locura le entró de repente. Yo estaba durmiendo bien y él me despertó.

El disgusto y la irritación eran evidentes en los ojos de Luisa mientras hablaba.

Andrés preguntó: —¿Cómo sabía exactamente en qué piso y habitación estás?

Esa pregunta dejó perpleja a Luisa.

Es cierto, ella nunca le había dicho a Carlos su número de piso ni de habitación. ¿Cómo lo sabía?

Luisa respondió con desconcierto: —También me lo pregunto.

Andrés frunció el ceño: —No te preocupes, Luisita. Investigaré esto a fondo. Por ahora, déjame entrar.

Luisa se hizo a un lado para dejar pasar a Andrés.

Después de entrar, Andrés se quitó el abrigo de cachemira gris y lo colgó casualmente en un gancho de la pared.

Luisa se inclinó para sacar unas zapatillas de hombre y las colocó al lado de Andrés.

Mientras Andrés se cambiaba los zapatos, Luisa, intentando parecer indiferente, preguntó casualmente: —Por cierto, Andi, dijiste anoche que tenías algo urgente que resolver, ¿qué era? ¿Lo has solucionado?

La única diferencia era que Andrés había usado la palabra "mintió".

—¿Mintió? ¿Entonces ella no estaba embarazada en realidad?

Andrés asintió y dijo: —Sí. Después de que la secuestraran, hemos estado buscándola constantemente. Finalmente la encontramos en un parque de fraude telefónico en la frontera de Luzandra, donde ella misma admitió que nunca estuvo embarazada.

Luisa siguió a Andrés hacia la sala: —¿Quién la secuestró? ¿Con qué motivo?

—Esa es precisamente la razón por la que no quería que te preocuparas.— Andrés se volvió hacia ella; su expresión se tornó grave. —Los que la secuestraron son muy poderosos. Inicialmente supuse que fue un ataque dirigido hacia mí.

Andrés frunció el ceño, guardó silencio por un momento, y luego, con una expresión solemne, agregó: —Anoche... mientras venía a recogerte, recibí una llamada diciendo que Alma había sido asesinada.

Luisa abrió los ojos de golpe; su expresión era de terror.

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