El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 436

Ángeles no pudo evitar mirar unas cuantas veces más y luego, sin poder controlarlo, imaginó algunas escenas apasionadas, lo que la hizo girar la cabeza para mirar el camino delante de ella.

Fue algo sin precedentes.

Vicente pareció darse cuenta de algo y miró a Ángeles con una sonrisa enigmática.

Temerosa de que él dijera algo, Ángeles al instante cambió de tema antes de que pudiera hablar, —Debes tener cuidado con Emilio, él es un loco, ¡totalmente incontrolable!

—Uh…

Vicente respondió desinteresado, pero Ángeles claramente vio en su enigmática mirada un intenso resentimiento y un aura asesina afilada como un cuchillo.

Por supuesto, no era hacia ella, sino dirigida hacia Emilio.

Estos dos realmente tenían un rencor guardado; ambos deseaban la muerte del otro...

Ángeles decidió que en el futuro debería alejarse de ellos para evitar de esa manera ser arrastrada a una pelea sin precedentes; sería muy triste.

Pronto, el auto se detuvo frente a la puerta de la villa.

Ángeles se desabrochó apresurada el cinturón de seguridad y estaba a punto de salir del auto cuando una mano cálida y firme agarró su delicada muñeca. Por instinto miró hacia atrás y sintió algo rozar sus labios; era el rostro muy cercano de Vicente.

—Atrevido...

Ángeles no había terminado de hablar cuando Vicente le tapó la boca con un apasionado beso.

Pero este beso fue ligero y aunque Ángeles todavía estaba atónita, Vicente enseguida la soltó.

—Ángeles, te gusto. ¿Verdad?

Vicente murmuró con una sonrisita; no era una pregunta, sino una afirmación, casi dominante y arrogante.

...

El corazón de Ángeles se saltó un latido y sus oídos como abejas zumbaban; esa parte de ella que no quería rendirse emergió de nuevo y respondió:

—Si hubiera alguien, lo mataría.

Ángeles tardó unos segundos en darse cuenta del significado implícito de las palabras de Vicente y, con sorpresa, levantó la mirada, chocando directo con los profundos y oscuros ojos de Vicente, tan oscuros como la tinta, turbulentos y sombríos.

No había ni un indicio de broma en su expresión.

Ángeles no recordaba cómo logró escapar del auto, solo recordaba ese rostro increíblemente hermoso que no podía sacar de su mente; su respiración agitada se calentaba, todo era una tentación mortal.

Su instinto pasional le decía que él hablaba en serio.

Pero su razón le decía que se mantuviera lo más alejada posible de él, que él era peligroso, que estar demasiado cerca le causaría daño.

Ángeles corrió despavorida hacia la villa, se apoyó en la puerta con la espalda, y una mano lentamente se posó sobre su pecho, donde el sonido del corazón latiendo era claramente audible, una y otra vez...

Thump, thump, thump.