A veces urgente, otras pausado, quizás ligero, o demasiado intenso.
Hasta que Ángeles se quedó sin aliento.
Por un momento, olvidó cómo respirar, hasta que Vicente la soltó y de su voz baja y ronca emanó un tono de resignación absoluta, mezclado aún con una risa distante: —El efecto para aliviar el agudo dolor es bastante bueno, Médico divino.
...
El rostro de Ángeles ardía.
Esa frase, "Médico milagroso", tenía claramente un tono demasiado juguetón y, gracioso resultándole exasperante.
Con enojo, Ángeles miró a Vicente y luego procedió a tratar la herida aún no curada por completo.
Después de finalizar todo el tratamiento, aplicó su crema cicatrizante especial, y el último paso fue envolverlo con una venda.
Mientras rodeaba la venda alrededor, el contacto inevitable de sus delgados dedos con el pecho fuerte y musculoso de Vicente parecía encender un fuego apasionado con su tacto.
Su temperatura corporal aumentaba cada vez más.
Con las extraordinarias habilidades médicas de Ángeles, ¿cómo no reconocer que esto no era fiebre, sino más bien un despertar de deseo sexual?
Ángeles optó por hacer como que no lo veía.
—Listo, señor Vicente, si toma la respectiva medicina cada dos días no habrá ningún problema. Tengo otras cosas que hacer, así que me voy ahora.
Con esas palabras apresuradas, Ángeles intentó en ese instante huir.
Pero de repente sintió un ligero apretón en la cintura, soltó un grito sorprendido, su visión de forma brusca se nubló por un momento, y fue presionada contra la pared por Vicente, sin poder moverse.
—Ángeles, fuiste tú quien vino por iniciativa propia. Ah….
La voz urgente de Vicente seguía siendo ronca, mirándola fijamente a los ojos, y en sus oscuros y profundas pupilas se reflejaba claramente la cara enfadada de Ángeles.
Ángeles estaba realmente enojada, ¡y mucho!
Ese beso anterior podría pasar, pero ahora él seguía enredándose aún más con ella, ¿qué significaba esta relación confusa, un pasatiempo temporal o un interés momentáneo?
La historia de por qué Belén vino a la Luz de Luna, y su origen, es en realidad bastante complicada, pero Vicente aun así la explicó, de una manera clara y precisa.
Las palabras cálidas y directas se colaron en los oídos de Ángeles.
Después de escuchar durante un largo rato, Ángeles finalmente se dio cuenta, ¿Vicente estaba explicándole?
¿Pensaba que ella había malinterpretado o estaba enojada por eso?
Parecía que ambos.
...
Ángeles se quedó petrificada por un momento, luego sintió un suave mordisco en los labios, que le dolió tanto que soltó un pequeño gemido, y vio a Vicente lanzándole una pregunta con una sonrisa pícara.
—Ángeles, dime.
—¿Quién es Emilio?
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