El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 101

Valeria levantó los párpados con un aire de burla extrema y dijo: —¡Aunque lo repita cien o mil veces, mi respuesta será la misma! La autora intelectual que sugirió la idea de envenenar y que quería matar a Ángeles fue Paula.

—No puede ser... ¡No puede ser!

Nancy retrocedió un paso, atónita, repitiendo esas palabras una y otra vez.

Paula, completamente sorprendida de que las acusaciones recayeran sobre ella, negó rotundamente: —¡Estoy siendo incriminada! Nunca he hecho algo así. ¡Puedo jurarlo!

—¡Mamá, mamá, créeme! Nunca tuve esa intención. ¡Claramente es mi prima política quien, desesperada, está lanzando acusaciones al aire! ¡Soy inocente, de verdad! ¡Buaaaah!

Paula se aferró con fuerza a la mano de Nancy, llorando desconsoladamente, como si su corazón estuviera hecho pedazos.

Parecía, en verdad, una persona terriblemente agraviada.

Nancy recobró la compostura y, con un tono firme, preguntó:

—Paula, hija, mamá te pregunta: ¿Realmente hiciste algo así?

—Si me lo dices, yo te creeré.

Con esa simple frase: Si me lo dices, yo te creeré, quedó claro que Paula tenía un lugar insustituible en el corazón de Nancy.

Eso es lo que significa ser una verdadera madre e hija.

Paula sacudió la cabeza con rapidez y levantó la mano para jurar: —No, mamá, no lo hice, no lo hice. No sé por qué mi prima política está acusándome, pero puedo jurar que, si hice algo así, ¡que me caiga una maldición terrible!

Está bien, si dices que no, entonces no.

Nancy estaba a punto de suspirar de alivio, cuando...

Ángeles se limpió los oídos con un gesto casual y, de repente, como si no fuera intencional, presionó otro botón de su grabadora.

De inmediato, las bocinas que rodeaban la sala reprodujeron la arrogante voz de Paula:

[¿Tienes lo que te pedí? Dámelo.]

Pero esta vez, lo único que recibió como respuesta fue una bofetada contundente de Nancy, quien usó toda la fuerza de su cuerpo.

¡PAF!

El rostro de Nancy estaba lleno de furia y decepción. Tan solo un momento antes, aún creía que Paula era inocente, incluso deseaba que lo fuera.

Pero ahora, ¡las pruebas eran irrefutables!

Nancy no podía creerlo. La hija que ella misma había criado... ¡intentó matar a su propia hermana!

—¿En qué te he fallado? ¿En qué te ha fallado la familia Castro? ¿Cómo pudiste hacer algo tan horrible? ¡Paula, me has decepcionado profundamente!

La mejilla de Paula quedó hinchada por la bofetada, mientras las lágrimas corrían incontrolablemente por su rostro.

Era la primera vez, en dieciocho años, que Nancy le levantaba la mano.

—Mamá... Me equivoqué. De verdad me equivoqué...