Alberto miraba los documentos en sus manos. La casilla del patrocinador estaba en blanco.
—¿Quién patrocinó a Raquel?
El secretario Francisco negó con la cabeza. —Presidente, aún no hemos podido averiguarlo.
Alberto frunció los labios. —¿Qué hizo Raquel después de graduarse a los 16 años?
Una joven tan excepcional como ella debería haber comenzado a construir su imperio personal justo después de graduarse. Como él, que ya se había involucrado en el mundo financiero y empresarial mientras estudiaba en la Universidad de Harvard, y que al graduarse lanzó su primera empresa en Silicon Valley. Sin embargo, Raquel, al parecer, no tenía trabajo en la actualidad.
Eso le resultaba muy extraño a Alberto.
—Lo siento, presidente, eso tampoco lo hemos podido determinar. La señorita Raquel desapareció por completo durante dos años tras su graduación.
Esos dos años eran un vacío total.
Nadie sabía qué había hecho.
—Hasta que dos años después, presidente, usted tuvo el accidente automovilístico, y de repente la señorita Raquel apareció en Solarena. Luego, bajo la gestión de la familia Pérez, se casó con usted.
Todo lo que sucedió después, Alberto lo sabía mejor que nadie.
Alberto dejó los documentos sobre la mesa. —Puedes retirarte.
—Sí, presidente.
El secretario Francisco salió.
Alberto se quedó solo, sentado en la silla de oficina. Encendió su celular. Hoy, los titulares de entretenimiento competían por cubrir noticias sobre Raquel.
Alberto vio una foto de Raquel. Llevaba una blusa blanca y el cabello recogido en una coleta alta. Estaba de pie en el podio de presentación. Esa imagen ya se había viralizado por todas partes. Su carita delicada, del tamaño de una palma, se veía translúcida y deslumbrante bajo las luces resplandecientes, tan radiante, tan llena de brillo y encanto... ¿a cuántos habría dejado sin aliento con su belleza?
Los periodistas la describían como "la chica prodigiosa más hermosa".
Alberto apoyó su espalda recta con desgano contra el respaldo del sofá. Nunca se le habría ocurrido que aquella ama de casa que durante tres años había girado a su alrededor, resultara ser una chica prodigiosa. Y no solo eso, también era su genio de compañera.
Incluso él mismo la había inscrito en la Universidad del Futuro. Alberto no pudo evitar reírse de sí mismo.
Esa era una foto de ambos.
Alberto quedó atónito. De pronto se dio cuenta... Raquel parecía haberlo amado desde hace muchísimo tiempo.
En lugares donde él nunca supo, Raquel lo había estado amando todo ese tiempo.
Cientos de internautas dejaban comentarios bajo el titular de "la chica prodigiosa más hermosa".
[Hoy creo que me enamoré.]
[Yo también estoy enamorado.]
Ana le había preguntado: ¿Te has enamorado de Raquel?
Hoy, toda la ciudad estaba enamorada. Y él, Alberto, también era un hombre. Siendo amado con tanta intensidad y luz por una joven tan brillante como Raquel... Lo admitía. Se había enamorado.
Alberto sacó su celular, abrió el WhatsApp de Raquel y le escribió un mensaje...
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Os comentários dos leitores sobre o romance: El CEO se Entera de Mis Mentiras