¿Laura fue arrestada?
Raquel se puso pálida, colgó el teléfono y le dijo a Camila: —Camila, tengo que ir a la comisaría.
—Raquelita, yo voy contigo.
...
Raquel y Camila llegaron a la comisaría y encontraron a Laura detenida. Raquel tomó sus frías manos entre las suyas. —Laura, ¿qué pasó? ¿Cómo terminaste aquí?
Laura, pálida y con expresión de confusión, respondió: —Raquelita, todo esto tiene que ver con la famosa estrella Nahia.
Laura explicó lo sucedido: —Esa estrella, Nahia, vino a hacer una sesión de fotos para la revista Ella y Más. Necesitaba usar un cable de seguridad, pero alguien cortó el cable antes de que ella lo usara. Nahia cayó directamente al suelo, y en ese momento, me señaló y dijo que me vio cortando el cable. Entonces, la policía me arrestó.
—Raquelita, tienes que creerme, no fui yo quien cortó el cable. No tengo ningún problema con esa Nahia, ¡no podría hacerle algo así!
Laura también estaba completamente confundida. Nahia la había acusado sin razón alguna, ¡y ahora la trataban como si fuera una asesina!
Camila también estaba desconcertada: —¿Quién cortó el cable de seguridad? Laura no hizo nada, ¿por qué Nahia la está acusando? Si Laura y ella no tienen ningún problema...
Laura asintió, también pensando lo mismo: —Sí, ¿por qué Nahia me señalaría? Yo nunca le he hecho nada.
Un destello pasó por los ojos claros de Raquel, y con calma le dijo: —Laura, no te preocupes, voy a hablar con Nahia. En cuanto ella cambie su versión, saldrás de inmediato.
Raquel y Camila se dirigieron al hospital. Mientras caminaban, Camila, pensativa, preguntó: —Raquelita, ¿por qué Nahia querría echarle la culpa a Laura? ¡Laura es tu mejor amiga!
Camila ya comenzaba a dudar, pero Raquel había sospechado desde el principio. No dijo nada.
...
Nahia, sin mirarla, respondió: —No te pedí que fueras.
La asistente se quedó quieta, sorprendida.
Nahia levantó la mirada hacia Raquel, con una expresión que claramente indicaba que esperaba que fuera ella quien trajera el agua.
Camila quiso intervenir, pero Raquel la detuvo con un gesto. —Está bien, yo iré.
Raquel fue a la cocina, sirvió un vaso de agua y se lo entregó a Nahia.
Nahia sonrió. —Raquelita, gracias.
Nahia extendió la mano para tomar el vaso, pero al siguiente segundo, su expresión cambió repentinamente. Tiró el vaso al suelo y exclamó: —¡Este agua está hirviendo! ¿¡Me quieres quemar!?
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