El Arrepentimiento Llega Tarde romance Capítulo 113

—Lorena, tengo algo que decirte.

Lorena no tenía nada que hablar con ella, levantó el pie y estaba a punto de pasar por su lado.

Gisela, de repente, extendió la mano para detenerla, y el reflejo instintivo de una persona fue apartar la mano que le bloqueaba el paso.

Pero con ese empujón, Gisela rodó directo por las escaleras.

Lorena alzó una ceja; aún no reaccionaba, cuando escuchó la voz de Juan detrás de ella.

—¡Lorena!

Se acercó rápidamente cojeando, completamente pálido del susto.

—¿No te dije que no pelearas? ¡Ya está! ¡Ahora sí que estás en problemas! ¿Cómo pudiste empujarla? ¡Ella me dijo que discutieron y no le creí! Eres demasiado impulsiva. ¡Ahora papá y mamá te van a regañar!

Juan bajó de inmediato por las escaleras, tratando de levantar a Gisela, pero otra persona fue más rápida.

Ese alguien era Xavier.

En el suelo se había formado un charco de sangre, que salía de la pierna de Gisela.

Ella, con el rostro pálido, se acurrucaba en los brazos de Xavier, temblando por completo.

—Xavier, ¿dónde está Yago?

Él alzó la mirada y clavó en Lorena. Su semblante estaba lleno de veneno.

Lorena seguía parada en la escalera sin moverse, furiosa consigo misma por haber caído en una trampa tan burda.

Gisela se sostuvo el vientre con ambas manos, temblando, y dijo: —Me duele mucho el estómago, llévame adentro, me lastimé.

Xavier la levantó en brazos y se dirigió al interior del hospital.

Al pasar junto a Lorena, sus ojos destilaban un odio abrumador.

—La paciente está fuera de peligro, pero el bebé no pudo sobrevivir.

Norma sintió como si un rayo le golpeara la cabeza: —¿¡Cómo pasó?! ¡¿Qué fue lo que ocurrió?!

Xavier, apoyado en la pared, aún tenía las manos manchadas de sangre.

—Esa... Esa pregunta debería hacérsela a su otra hija. Fue ella quien la empujó por las escaleras.

Los ojos de Norma se tiñeron de rojo en un instante, y le dio una bofetada.

—¡Lorena! ¿¡Qué diablos s te pasa!? ¿Ahora estás feliz? ¿El bebé de Gigi ya no está y tú estás contenta? ¡Es tu hermana, tu hermana de sangre! Cuando las secuestraron, fue ella quien te dio la oportunidad de escapar. ¡Pero tú no llamaste a la policía, no le dijiste a nadie, la dejaste allá afuera sufriendo durante todos estos años! ¿Tienes idea de cómo eran sus padres adoptivos?

Norma temblaba de pies a cabeza; su voz ya estaba ronca de tanta rabia.

Lorena no se apartó y recibió esa bofetada en la mejilla.

Yago también la miró fijamente. Uno pensaría que iba a burlarse de ella, pero en realidad no dijo nada.

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