El Arrepentimiento Llega Tarde romance Capítulo 107

La empleada parecía querer decir algo más, pero al girarse lo vio parado en lo alto de la escalera.

Tenía el cabello mojado y se quedó ahí, sin mediar palabra.

La empleada cerró la boca de inmediato. Como si supiera que había hablado de más, se dio la vuelta y se fue a ocuparse de otras cosas.

Lorena subió corriendo las escaleras con la leche caliente en las manos. Al verlo, notó que aún tenía gotas de agua en el cuerpo, e incluso el cabello le chorreaba.

—Jefe Pedro, así se va a resfriar.

Pedro se dio la vuelta. Caminaba muy despacio y, al llegar a la puerta del dormitorio, apoyó la mano en el marco para sostenerse.

Lorena dejó rápidamente la leche sobre la mesa del cuarto y volvió para ayudarlo.

Pedro se dejó guiar, y así entraron juntos a la habitación.

Justo cuando él estaba por llevarse la taza de leche a los labios, el celular de Lorena comenzó a sonar. Era Yago.

Desde que salió de Grupo Fortaleza, Yago no había estado tranquilo. Sentía que el tío Pedro había tenido una actitud extraña.

Sin saber cómo calmar esa inquietud, terminó marcándole a ella.

Sin querer, presionó el botón del altavoz, y de inmediato se escuchó una frase desde el otro lado.

—Si no me casara con Gigi, Lori, ¿tú... Estarías dispuesta a...?

A Lorena se le encogió el corazón. ¿Qué tontería estaba diciendo ahora este tipo? ¡Gisela estaba embarazada y él aún pensaba en no casarse!

¡No, por favor!

Agarró el celular con rapidez y, temiendo hacer un escándalo frente a Pedro, salió apurada de la habitación con un tono lleno de ansiedad.

—¿Qué dijiste?

—¿Cómo sabes que está borracho? ¿Otra vez estás persiguiéndolo? ¿Qué tan patética puedes llegar a ser?

Gisela estaba tan furiosa que la voz se le quebraba y los labios le temblaban. El repentino favoritismo de Juan hacia Lorena ya la tenía nerviosa, y ahora parecía que también Yago comenzaba a fijarse en ella.

Estaba desesperada. Después de todo, ni siquiera estaba realmente embarazada. Solo quería casarse con él.

Y una vez que lo consiguiera, planeaba deshacerse de Lorena vendiéndola a Nicolás. Así sentiría que había cumplido su objetivo en la vida.

Pero el comportamiento reciente de Yago la tenía muy inquieta. Incluso cuando comían juntos, él no le prestaba mucha atención.

Su expresión cambió bruscamente y se volvió escalofriante. Se miró al espejo y soltó una carcajada helada.

¡Todo esto era culpa de Lorena!

Respiró hondo: —Tú fuiste quien provocó la lesión en la pierna de Pedro. ¿Sabes cuánto te odian los Guzmán? No importa lo que hagas, Lorena, la familia Guzmán jamás te aceptará. ¡Aunque Yago no se case conmigo, tú nunca serás una opción!

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