Cásate conmigo de nuevo romance Capítulo 18

Hansen, que era un fanático de la limpieza, ahora apestaba a alcohol mientras lucía en su rostro una expresión sombría.

Corrió al amplio baño, llenó la tina con agua, se quitó la ropa y se acostó. El agua tibia lo rodeó y sus nervios se calmaron poco a poco.

¿No la odiaba? ¿Por qué se preocupaba tanto por ella? Debería haber dejado que los dos hombres sucios se aprovecharan de ella, no tenía nada que ver con él.

¿Por qué corrió hacia ella sin pensar?

¿Acaso no esperaba que ella fuera humillada y profanada por otros?

¿Estaba conmovido por su aspecto lamentable y vulnerable?, o ¿era porque no podía soportar verla ser humillada? ¿De verdad se preocupaba por ella desde el fondo de su corazón?

Mientras reflexionaba sobre esto, Hansen se hundió hasta el fondo de la bañera y dejó que el agua lo envolviera.

Después de un largo baño, se puso una pijama limpia, lo que le dio satisfacción. ¡Estaba de mucho mejor humor!

Acostumbraba a ir a la sala a buscar una taza de agua caliente, pero sus ojos se posaron en la mujer que dormía en el sofá.

Su ropa estaba desordenada y apestaba a alcohol, el vestido estaba manchado con tierra y su cabello, empapado en sudor, se le pegaba a la frente. El escote estaba expuesto, pero aun así dormía profundamente, como un bebé. Esta versión de Jenna, libre de pretensiones, era gentil e inocente, como una estupenda muñeca. Sus largas pestañas y sus mejillas rosadas resaltaban su hermoso rostro, mientras sus delgados brazos cruzaban adorablemente contra su pecho.

Hansen pensó en la chica de sus sueños, y en ese momento, Jenna se veía exactamente como él la imaginaba.

"¡Así es como se ve una mujer de verdad!" Los labios de Hansen se curvaron.

Con aire acondicionado, la sala de estar estaba muy fría. ¿Sentiría frío si dormía así?

Había una ligera emoción en su corazón, pero estaba realmente desconcertado. Aunque ella fuera una exesposa tan desagradable, pero había hecho todo lo posible por salvarla del peligro ¿por qué seguía pensando tanto?, vaciló, pero al final, no pudo soportar dejarla. Dejó su taza sobre la mesa de café, se acercó a ella y la cargó hasta el baño.

Jenna, quien aún dormía, se arrastró a sus brazos y apoyó la cabeza contra su pecho. Ella era tan dócil y obediente como una gatita mientras se acurrucaba en sus brazos.

El cuerpo de Hansen estaba rígido y parecía haber un fuego ardiendo en su cuerpo. En un instante, todo su cuerpo se elevó a una temperatura más alta, tuvo que calmar su mente y ocultar su enojo.

Quería ignorarla, pero le preocupaba que se resfriara, ella se lo merecía, era ya muy tarde en la noche, aun así fue a las vegas del río ¡y se embriagó!, no tenía sentido alguno del peligro.

Llenó la bañera de agua y la arrojó dentro, la mujer flotaba en la superficie del agua, débil e indefensa... Como las hojas de otoño guiadas por el viento.

Jenna estaba profundamente dormida, pero los dos degenerados que había visto justo antes de desmayarse todavía permanecían en su subconsciente, que se magnificaron de formas horribles en su mente. Poco a poco se fue recuperando al sentir el calor en su rostro; de repente usó todas sus fuerzas para alejar al hombre que estaba encima de ella, se sentó, levantó la mano y lo abofeteó.

"¡Bastar**! ¿Cómo te atreves a aprovecharte de mí?" Jenna se sentó y abofeteó al hombre con fuerza. Tenía un terrible dolor de cabeza y no podía abrir los ojos, se dejó caer y se durmió de nuevo.

Una crepitante bofetada cayó sobre el rostro de Hansen, su mente y su buen juicio estaban embotados, por lo que su reacción no fue tan efusiva, y así no pudo evitar que lo abofeteó. ¡Estaba indignado! Nunca antes le habían dado una cachetada, ahora era humillado por una mujer arrogante.

¡Las cosas dieron un giro!

Se levantó y se tocó la cara, su enojo disminuyó gradualmente, miró con los ojos enrojecidos a la mujer que se había vuelto a dormir y extendió la mano para estrangularla.

Pensó que mientras ejerciera una parte de su fuerza, mataría a esta mujer obscena, después de eso ya no estaría tan molesto.

¡Ejem! ¡Ejem! A medida que él la estrangulaba, ella empezó a toser de manera violenta a causa de que no podía respirar apropiadamente.

La ira en los ojos rojos de Hansen disminuyó gradualmente, aflojó su agarre, cerró la puerta de un portazo y salió de la habitación, para luego tumbarse en el sofá con mal humor.

Seguro se había vuelto loco. ¡¿Por qué había salvado a una mujer tan exasperante?!

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