Amor, Dulce Amor romance Capítulo 205

Sacó su teléfono. Era un mensaje de Rachel.

En él decía: "¡Rápido, deben ir a la iglesia! Primero, deben encontrar el objeto mencionado por Martin, y luego llevarlo hasta ahí para consagrarlo, ¡entonces lo convertirán en un arma de exorcismo! ¡Luchen por su cena!"

Los ojos de Sigrid se abrieron de par en par. "¡Vamos a la iglesia! Rachel dice que si llevamos el espejo allí y lo consagramos, ¡podremos exorcizar espíritus!"

Elijah, el camarógrafo, susurró en voz baja: "¡Esto es ridículo! No están autorizadas a comunicarse entre sí".

Elizabeth frunció el ceño: "Creo que no nos hemos cruzado con ninguna iglesia en nuestro camino. Este pueblo es enorme. Puede que tardemos en encontrarla".

"Entonces haré que Rachel me envíe su ubicación actual. Debería estar cerca", Sigrid se apresuró a enviarle un mensaje.

"¡Eso es hacer trampa!", gritó internamente Elijah.

"¿Dónde está la iglesia? Envíame tu ubicación", le escribió Sigrid por mensaje de texto.

Rachel se la compartió.

"Dejamos la iglesia hace algún rato. Pero debería estar cerca", agregó.

"¡Genial! ¡Te adoro!", le respondió Sigrid.

Podía imaginar a Rachel fingiendo arcadas al ver su mensaje.

"¡Ja ja!"

Miró la ubicación que Rachel le había enviado y se dirigió hacia allá con Elizabeth.

Estaban bastante lejos del lugar. Tal vez se debía a que iban en dirección contraria cuando partieron.

Ya eran las nueve cuando ambas llegaron a la iglesia.

La puerta estaba cerrada. Se percataron de que un hombre alto y delgado estaba de pie en el umbral. Al ver que se dirigían hacia él, el sujeto extendió las manos sosteniendo un cuenco. "¡Tengan piedad de mí. Denme algo de dinero!", les suplicó.

Elizabeth le ignoró y se dirigió directamente a la puerta. Pero se encontró con que estaba bien cerrada. No se abría por mucho que lo intentara.

El hombre no pareció darse cuenta del desaire de Elizabeth. "¡Por favor, apiádate de mí! Dame algo de dinero", volvió a insistir.

Sigrid se acercó para observar la puerta detrás de él mientras éste recitaba: "¡Tengan piedad de mí! ¡Denme algo de dinero!".

Sus miradas se centraron en aquel sujeto. Aunque ya estaban detrás de él, sus brazos seguían estirados hacia el frente. No sabían con quién estaba hablando, pero repetía las mismas frases.

Las dos se miraron fijamente. Supusieron que él era la clave para abrir la puerta.

Sigrid encendió la linterna de su teléfono para verlo mejor. Procuró alejarse para no herir sus ojos.

Después de comprobar que no había nada significativo en él, alumbró el cuenco que tenía en sus manos.

"Si quieren entrar en este lugar, por favor, sobórnenme con cien dólares", leyó Sigrid en voz alta las palabras del cuenco. Supuso que quería dinero. Así que apagó la linterna y sacó un fajo de billetes que tenía escondido en la funda de su teléfono y lo colocó allí.

Después de eso, el hombre dejó de hablar. Se levantó y les abrió la puerta.

Sigrid se dio cuenta de que había hecho bien en llevar el dinero. Al entrar, echaron un vistazo al interior del edificio.

Era una iglesia muy antigua. Incluso la estatua del centro parecía desgastada.

Además, la iglesia estaba completamente a oscuras, sin ninguna luz.

"¿Es... es eso un fantasma? Una figura blanca acaba de pasar flotando junto a nosotras..." Sigrid estaba asustada más allá de su comprensión. "Es imposible que un actor humano vuele a tal velocidad. ¿Y si fuera un fantasma de verdad?"

"No es un humano. Debe ser un trozo de tela blanca", replicó Elizabeth.

Sigrid se quedó sin palabras. Pensó que Elizabeth llegaría a la conclusión de que debía ser un fantasma.

Aunque seguía dudando, los temores de Sigrid disminuyeron.

Contemplando su entorno, volvió a ver algo blanco que pasaba volando delante de sus ojos.

Consiguió verlo con más claridad que antes. Era, efectivamente, una tela blanca. Este programa era demasiado aterrador para ella. Cualquier persona tímida y con una vista pobre pensaría que se trataba de fantasmas reales. ¡Sería vergonzoso que la pillaran aterrada frente a una cámara!

Sigrid se golpeó el pecho y exclamó: "Yo... ¡necesito ir al baño!".

Miró a Elijah detrás de ella. "¿Hay un baño que pueda usar?"

"No".

Sigrid se molestó al escuchar eso. "¿El programa no tiene fondos suficientes? ¿Por qué no tienen ni siquiera un baño? ¿Quieren que rodemos toda la noche sin que vayamos al baño?"

Al escuchar aquello, Elizabeth frunció el ceño. Cuando le dijeron que no podrían usar el baño en toda la noche, se contuvo físicamente para no darle un puñetazo al camarógrafo.

Elijah reflexionó sobre ello. Sigrid tenía razón. Aunque fuera un miembro del equipo de producción, ¡también tendría que usar el baño en algún momento!

"Déjame consultarlo", dijo Elijah. Hizo una llamada telefónica a su colega antes de afirmar: "Todas las casas de este pueblo están equipadas con un baño. Pero cuidado, una mano puede salir de la taza del váter mientras lo usan..."

Sigrid se sobresaltó.

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