En aquel momento, la preocupación de Sigrid era cómo ser localizada si se cambiaba de ropa completamente.
"Tienes razón", dijo George, pensativo. Se le ocurrió que la solución sería colocarle un localizador directamente en el cuerpo. Con la tecnología actual, sería posible insertar uno bajo la piel. Sin embargo, a él no le gustaba mucho la idea de que Sigrid se introdujera un dispositivo extraño.
"Bueno, ¿por qué no incrustamos uno en mi manicura?", dijo ella, mientras los ojos se le iluminaban. Era una manera de tener el localizador siempre encima, a menos que un secuestrador le arrancara las uñas, lo cual era poco probable.
George asintió y respondió: "Buena idea. Una vez que lleguemos a casa, haré los arreglos para que puedas llevar uno".
Sigrid se apoyó en sus brazos y le dijo con inquietud: "Estábamos en el hotel cuando me drogaron y me llevaron. Me pregunto cómo pudo suceder. ¿Será posible que la seguridad del hotel sea tan deficiente?"
Difícilmente Sigrid pudo imaginar que irían a secuestrarla en el mejor hotel de la Ciudad A, el cual nada tenía que ver con un tugurio. Al menos, las cámaras de seguridad tendrían que haber registrado el momento en que la sacaron inconsciente del baño.
George frunció el ceño y respondió: "Anoche investigué a este grupo de maleantes. Fueron muy descuidados al transportarte aquí. Habían cambiado a sus compañeros y ni siquiera se dieron cuenta de que algo andaba mal cuando Alisa apareció de la nada. Esto me hace pensar que carecían de habilidad como para colarse en el hotel. Más bien creo que alguien te drogó en el baño y te puso en el grupo de mujeres que pensaban vender".
"¿Pudo haber sido Rebecca...?", preguntó. Era la primera sospechosa en acudir a la mente de Sigrid. Después de todo, ella le había sacado mucho dinero a Edward durante la boda. Y no solo eso, sino que se arregló a propósito para eclipsarla en su gran día. Difícilmente una mujer perdonaría cosas como estas y Rebecca seguramente la odiaría mucho por ello.
Además, desde su debut hacía ya algún tiempo, Rebecca había tenido oportunidad de amasar una buena fortuna. Su propia riqueza, combinada con el dinero que George había invertido en ella, sumaba al menos unos cuantos millones de dólares. Sí, su hermana era lo suficientemente rica como para contratar a unos secuestradores que la quitaran de su camino.
"Es posible", asintió George. "Al menos esos sujetos fueron buenos en no dejar pistas. Si fue Rebecca quien los contrató, seguro debió costarle una buena suma".
"Ella debe haber ganado mucho dinero, ya que han pasado algunos años desde su debut", dijo Sigrid. Cuanto más lo pensaba, más sospechaba de su hermana. Entonces lanzó una suposición: "Debe tener al menos ochenta millones de dólares".
"Tiene más que eso. Estimo que actualmente posee una fortuna de más de cien millones de dólares", afirmó George.
Sigrid se mordió los labios. "¿Es realmente tan rica?"
"Hace dos años, sus ganancias se dispararon", explicó George. "Como sabes, al principio, la usé para acercarme a ti. En ese momento, me sentí un poco culpable, y ella aún no me había engañado. Entonces, después de que firmó el contrato, la dejé que se quedara con la mayor parte de las ganancias. Para apoyar su carrera, la compañía básicamente le permitió quedarse con casi todos los beneficios".
"¡Entonces rescinde su contrato! ¡Hazlo inmediatamente!", exigió Sigrid. "¡Eres un t*nto, debiste haberlo hecho en cuanto supiste que te engañó! ¿Cómo pudiste hacer algo así? ¿No eres acaso un hombre de negocios y lo único que tienes en mente es el dinero?"
George respondió: "No me importó perder algo de dinero por ti. Siempre puedo recuperarlo".
Sigrid resopló: "¡No creas que podrás salirte con la tuya diciendo eso! ¡Realmente eres un t*nto, George!"
"El contrato tiene una duración de cinco años, porque pensé que no la necesitaría por mucho tiempo. Han pasado tres años y ya no le ofrecen tantos papeles como antes. Veamos cómo le va de ahora en adelante. No haremos las cosas apresuradamente".
Tardaron un buen tiempo en regresar a la Ciudad A, y después George tuvo que acompañar a Sigrid a la comisaría para hacer su declaración. Solo entonces pudieron irse a casa.
Sentada en el asiento trasero del automóvil, Sigrid le contó con lujo de detalles a George lo que le había sucedido después de recuperar la conciencia, incluyendo la anécdota de cómo desató a la otra chica y la forma en que se tuvo que amarrar ella sola.
"Pensé que sería un movimiento inteligente liberarnos a todas de las cuerdas, pero no sirvió de nada. Al final, tuve que esperar que tú me salvaras". Sigrid estaba un poco abatida por esa idea.
George le dio unas palmaditas en la cabeza y le dijo: "No, no es así. Si no hubieras hecho eso, Alisa no habría podido contarte nuestro plan".
Los ojos de Sigrid se iluminaron y asintió con la cabeza. No había pensado que cuando el delincuente arrojó a Alisa dentro de la habitación, la muchacha estaba atada y amordazada. Si Sigrid no hubiera estado libre para arrancarle la cinta de la boca, Alisa no habría podido contarles a todas el plan. Y si los traficantes de personas se hubieran dado cuenta de que Alisa no era del grupo de las secuestradas, sino una polizona, el plan corría el riesgo de venirse abajo y todas las chicas habrían estado en gran peligro.
Pensando en eso, Sigrid sonrió encantada y exclamó: "Mira lo impresionante que soy. Puedo desatarme yo sola, aunque me hayan amarrado las manos a la espalda".
La mirada de George recorrió sus esbeltas manos y pies. "Sí, eso fue muy impresionante", dijo. Pero lo que más le impresionaba a él eran las proporciones de su cuerpo, que eran realmente extraordinarias. De camino a casa, George solo pensaba en comprobar que no se había lastimado, y de paso admirar su figura bien formada.
Pero Sigrid no se dio cuenta de que había excitado a George. En todo lo que podía pensar era en que llevaba una noche y un día sin quitarse el maquillaje, y que los delincuentes la habían encerrado en una habitación inmunda, obligándola a sentarse en el suelo.
¡Solo podía imaginar lo sucia que debía estar en este momento! Su único anhelo era volver a casa para lavarse.
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