Amor, Dulce Amor romance Capítulo 152

Sigrid sintió que entre ella y George existía una diferencia abismal en cuanto a la forma de gastar dinero. Tal vez para George, el costo de todos los trajes, ropa, corbatas y zapatos en su guardarropa no era nada.

Tal vez esta cena de tres mil dólares ni siquiera estaba incluida en lo que él consideraba sus gastos.

En otras palabras, quizás estaba gastando mucho, pero... ¿Ni siquiera se daba cuenta?

Al pensar en esto, Sigrid dijo con una cara muy seria: "Puedes creer que no gastas mucho, pero yo creo que sí. ¡A partir de hoy, tienes que informarme acerca de todos tus gastos!"

"¿Por qué?", preguntó George frunciendo el ceño.

"Es un hecho bien conocido que todo hombre que ama a su esposa le entregará sus ahorros y su salario", dijo Sigrid con una expresión de inocencia en su rostro y una luz expectante en los ojos. Aquella mirada parecía retar a George: "¿Eres capaz de negar esto?"

Esta vez fue el turno de George de quedarse callado. ¿Cómo podía ella amenazarlo con unas frases tan lindas? Se preguntó si ella lo estaba haciendo a propósito, sabiendo que él no podía resistirse a su tierna mirada.

Pero sintió que, como hombre, era impensable que le entregara todos sus ahorros y luego tuviera que rogarle dinero cada vez que quisiera gastar.

George se estremeció hasta la médula ante la idea. No podía imaginarse a sí mismo pidiéndole dinero a Sigrid.

Ella, por su parte, no tenía idea de lo que estaba pasando por la mente de George, pero continuó de todas formas: "¿De verdad me amas?".

Esa era una pregunta difícil de responder en ese momento.

Bajo otras circunstancias, George no habría dudado en responder, "Sí". Pero ahora, si le decía que la amaba, se vería obligado a entregarle todos sus ahorros. Por lo tanto, le estaba costando encontrar una respuesta perfecta.

Si respondía afirmativamente, a partir de hoy sería un hombre inútil, forzado a pedirle dinero a su esposa cada vez que quisiera comprar algo. Pero si él decía que no, estaría mintiendo y desde luego, eso la enfadaría mucho. Con su temperamento, no era una tarea fácil apaciguarla si se enfurecía.

¿Y si ella lo hacía arrodillarse sobre cáscaras de durián? Si solo tuviera que hacerlo sobre una tabla de lavar o un control remoto, todavía podría soportar el dolor. Pero podría llegar a necesitar reemplazos de rodilla si debía hacerlo sobre cáscaras de durián...

"No me has respondido. ¿Realmente me amas?" Sigrid de inmediato se sintió agraviada ante su silencio y lo miró con una expresión lamentable. Le hizo querer castigarla en el acto.

"Te amo…" Se obligó a decir con toda su fuerza de voluntad.

Lo siguiente que supo fue que ella extendió su mano pequeña y blanca con la palma hacia arriba y exigió: "Tus ahorros y la tarjeta de tu cuenta bancaria personal. De ahora en adelante, te daré diez mil al mes como asignación".

Él frunció el ceño al escuchar la cantidad, pero colocó su mano sobre la de ella y la apretó diciendo: "Eso es muy poco, ¿no crees? Ni siquiera es suficiente para comprar una buena comida".

Sigrid se quedó estupefacta cuando escuchó semejante cosa. ¿A él no le parecía que diez mil fueran suficientes para comer bien?

Entonces, ¿qué significaba para él una buena comida?

"Estoy bien segura de que las comidas que se sirven en casa no están nada mal". Sigrid lo fulminó con la mirada y continuó. "¡Qué agallas tienes al decir que no gastas mucho! Pues debes saber que la mayoría de la gente solo gasta entre tres y cinco mil dólares al mes. Tu asignación de diez mil no incluye lo que comes en casa y las comidas que se te envían a la oficina. Es solo para cuando quieras comprar algo en especial para ti o si quieres invitar a alguien".

George se acercó a su oído y preguntó: "¿Consideras que soy igual que la mayoría de la gente?"

Aunque George era el dueño del restaurante, aún debía pagar su comida, así fuese una cantidad tan pequeña que apenas le importara.

A Sigrid le resultó difícil creer que tres mil seiscientos fuese un precio con descuento incluido. Ella sintió que su corazón se desangraba, a pesar de que el dinero volvería al bolsillo de George...

Cuando llegaron a casa, Sigrid recordó que aún tenía que comprar su atuendo para el baile del día siguiente. Quería sorprender a su marido, así que no podía dejar que él se enterara. Si le pidiera a Alisa que le buscara, probablemente no acertaría con lo que ella tenía en mente. Entonces Sigrid tendría que conseguirlo por su cuenta.

A la mañana siguiente, antes de que George se fuera a trabajar, ella le dijo: "Voy a ir de compras esta tarde. Cuando termine, iré a la empresa para encontrarme contigo y podremos cenar juntos".

Al principio, George iba a recordarle que ella podía pedirle a uno de los sirvientes que le comprara lo que quisiera. Pero luego recordó que ella había dicho que bailaría para él ese día...

¿Iba a comprar su traje para su baile de striptease?

Al pensar en esto, George sintió que se le secaba un poco la garganta. ¡Era fácil para los hombres excitarse por la mañana, y él sentía que ella lo estaba seduciendo para que la llevara arriba de inmediato!

Seguramente estaba haciéndolo a propósito. ¡Mira que seducirlo tan temprano en la mañana!

Al ver que George la miraba con fuego en los ojos, Sigrid se quedó un poco desconcertada. No estaba segura de qué había hecho para que él la mirara así.

Todo lo que había dicho era que iba a comprar algo de ropa y reunirse con él en la tarde. ¿Cómo era posible que él se emocionara tanto solo por eso?

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