Amor, Dulce Amor romance Capítulo 150

Sigrid tomó su mano para contenerlo y dijo cohibida: "¡Estamos en el auto!".

Al escuchar esto, George no reaccionó. Él se limitó a mirarla con sus ojos profundos y ansiosos. Sigrid sintió que su rostro se ponía cada vez más rojo bajo aquella mirada intensa.

Se mordió el labio, pero no estaba de acuerdo con la idea: "Debemos regresar", dijo. Por lo menos, él tendría que resistir sus impulsos hasta que estuvieran en casa.

George tragó saliva y asintió. "Quédate en el asiento de atrás", dijo.

Al ver que él ni siquiera la miró cuando se levantó, Sigrid se dio cuenta de que no podría contenerse por más tiempo. Sabía que si se sentaba adelante, seguramente lo distraería de la conducción. Lo más seguro era que permaneciera donde estaba.

Entonces asintió, se arregló la ropa y se quedó en silencio. Ni siquiera se atrevió a moverse, por miedo a atraer la atención de George y hacerlo actuar impulsivamente.

Aunque estaba acostumbrada a sus calenturas, e incluso a veces hablaban de temas picantes, algo que todavía no había aprendido a aceptar era tener s*xo en el auto.

¡Pero fue demasiado emocionante! Tanto así, que estaba preocupada de que le sangrara la nariz.

George, que normalmente era un conductor cauteloso, ahora iba a exceso de velocidad. ¡Era obvio que estaba tratando de llegar a casa a toda prisa para hacer algunas travesuras! La perspectiva hizo que Sigrid temblara en el asiento trasero.

Aunque... ¿Tenía que ir tan rápido? ¿Qué pasaría si tuvieran un accidente?

Por suerte no había tráfico y tampoco era una hora punta. Además, la Universidad A estaba en los suburbios. George tomó una ruta alternativa, por lo que llegaron a casa en cuarenta y cinco minutos, en vez de la hora que normalmente se habrían tomado por la ruta normal.

Sigrid se sintió aliviada cuando llegaron a casa a salvo. Las piernas le temblaban cuando salió del coche.

George era un individuo demasiado aterrador. Ella no tenía muy buena opinión de él como conductor, ya que siempre iba despacio. ¡Pero ese día, finalmente supo de lo que George era capaz!

Al ver que Sigrid estaba conmocionada hasta la médula, George se sintió muy divertido. La tomó en sus brazos y se dirigieron juntos al dormitorio. Después de cerrar las persianas, él comenzó a desnudarse sin la menor vacilación.

Ella estaba aturdida ante aquella muestra de entusiasmo y quería escapar. Pero en un abrir y cerrar de ojos se encontró presionada sobre la cama...

Después, él le hizo muchas cosas indescriptibles y ella se sintió agraviada. Sigrid reconocía que fue la primera en comportarse mal y mentirle, pero... ¿Era necesario que él la azotara? ¡Su trasero probablemente estaba todo rojo ahora!

Cuando terminaron, Sigrid se hizo un ovillo debajo de las sábanas y dijo: "No tenías que pegarme tan fuerte...".

"Ni siquiera usé la fuerza", dijo él con una cara muy seria. Por supuesto, esto se debía a que ambos estaban acostados y desnudos en la cama.

Sigrid resopló: "Puedes pensar que no estabas usando tu fuerza, pero para mí fue muy duro, y lo hiciste muchas veces..."

George se quedó en silencio por un momento antes de levantar las sábanas y decir: "Déjame echar un vistazo".

"¡No!" Sigrid rápidamente agarró una esquina de la colcha para cubrirse. "¡No creas que no me doy cuenta! Quieres continuar, pero no es saludable seguir de esta manera. ¡Necesito descansar!"

George se quedó en silencio. Cada vez que Sigrid lo rechazaba diciendo que aquello no era saludable, no sabía cómo responder, porque… ¡Él fue quien lo dijo en primer lugar!

¡Tener una vida s*xual demasiado activa era agotador!

George respiró aliviado después de colgar el teléfono. Sintió que era muy inteligente de su parte planificar con anticipación. ¡Estaba seguro de que Sigrid estaría encantada de que su esposo pudiera satisfacerla todas las noches por el resto de sus vidas!

Permaneció sentado en el sofá un rato más cuando vio que ya eran las cuatro.

Entonces se levantó y volvió a la habitación para decirle a Sigrid: "Vístete. Te llevaré a cenar".

"¿Qué vamos a comer?", preguntó ella asomando la cabeza, todavía acurrucada debajo del edredón.

Le dolía todo el cuerpo y ni siquiera podía pensar con claridad. ¿Cómo iba a levantarse de la cama para ir a cenar?

George dijo: "¿Recuerdas el restaurante japonés caro en el que comimos cuando fuimos al extranjero?"

Sigrid se quedó estupefacta y preguntó: "¿Saldremos del país? ¡No creo que podamos llegar a tiempo!".

¡George estaba loco! ¿Iba a volar al extranjero cada vez que anhelara la cocina japonesa? Simplemente, ella no podía comprender lo que pasaba por la mente de los ricos.

Pero él se apresuró a explicarle: "Por supuesto que no. Tienen una sucursal en la ciudad A".

Los ojos de Sigrid se iluminaron y rápidamente se levantó de la cama. Ni siquiera le importó estar totalmente desnuda, y corrió a vestirse.

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